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El arte y los medios de comunicación rompen el silencio sobre la violencia
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El silencio sobre la violencia de género facilita que los hombres abusivos sigan lastimando a las mujeres y a la gente LGBTI. Si no nos alzamos frente a la violencia contra las mujeres, entonces los agresores reciben el mensaje de que su comportamiento es normal y aceptable. El silencio también transmite el mensaje a las víctimas de que a nadie les importa las mujeres y su dolor. Hay muchas maneras de abrir los ojos de la gente en sus comunidades y familias y decir, “Nosotros como comunidad estamos en contra de esta violencia”.
La música popular, la radio, la televisión y el internet pueden alcanzar a mucha gente con mensajes para crear conciencia sobre la violencia. Aquí hay algunos ejemplos.
Avanza India creó una enorme campaña con programas de radio, videos, folletos, boletines de anuncios y reuniones comunitarias con el mensaje de que las mujeres tienen derecho a vivir sin violencia, y muestran lo que la gente puede hacer para detener la violencia de género. Millones de personas vieron el video y escucharon el disco llamado “Mann ke Manjeeré”, o “Violencia contra las mujeres”, y fue muy popular entre los jóvenes. El disco y el video están basados en la historia real de una mujer que dejó a su esposo violento y se volvió chofer de camión para mantener a sus hijos.
Muchas comunidades crearon sus propias canciones, campañas o llevaron a cabo iniciativas informales como parte de esta campaña. Por ejemplo, un grupo de hombres adolescentes decidieron ir todas las noches a ver la televisión a la casa de su vecino para que dejara de golpear a su esposa.
Puntos de Encuentro en Nicaragua produce una telenovela de media hora llamada “Sexto Sentido” que muestra temas como las relaciones sexuales y la orientación sexual, y también la violencia y la violación. La telenovela sigue la vida cotidiana de un grupo de jóvenes mientras enfrentan problemas en sus relaciones. Las historias se desenvuelven en varios episodios, por lo que son más realistas y complejas, además de ser entretenidas y llenas de suspenso.
Alzar Nuestras Voces, en Uganda, usa la radio comunitaria para dar información y hablar sobre la violencia contra las mujeres. Los programas incluyen anuncios de servicios públicos sobre los servicios de apoyo que hay para las mujeres.
Los boletines, revistas y sitios de internet pueden mostrar arte y poesía, así como compartir experiencias, ideas, estrategias organizativas y preguntas de los lectores sobre la violencia de género. Esta información se puede leer de forma individual o ser compartida en grupos.
El arte callejero, tales como los murales comunitarios y las exhibiciones temporales en lugares públicos, motivan a la gente a reflexionar y hablar sobre la violencia de género. En la Ciudad de México, un proyecto hizo arte callejero con maniquís de hombre y mujer, como los que se usan en las tiendas de ropa. Colocaron a los maniquís en parques, plazas y afuera de las estaciones del metro en escenas que mostraban a las mujeres siendo víctimas de la violencia y a los hombres “machos” cometiendo violencia de diferentes formas.
Algunas veces las poses eran obvias, como de un hombre golpeando a una mujer. Otras veces las poses eran más simbólicas. Por ejemplo, un maniquí de hombre le “clavaba los ojos” a una mujer que tenía tenedores picándole todo el cuerpo. Algunas escenas eran chistosas, pero muchas eran horribles. Junto a los maniquís habían mesas con papel y marcadores para que la gente pudiera escribir sus pensamientos o emociones. Luego los colgaban en un tendedero de ropa para que otros pudieran leerlos y hablar sobre ellos.
Teatro participativo
En todo el mundo hay grupos que usan el teatro participativo para hacer notar la violencia de género. Algunos dejan que los sobrevivientes de la violencia o actrices representen sus historias. Después guían al público en una reflexión sobre la violencia. Otros grupos permiten que las personas sean testigos de una situación que se vuelve violenta y les piden que hablen sobre la situación o que hagan algo para cambiar lo que están viendo.
El “Teatro de Embosca” en Sudáfrica y otros lugares incluye a hombres y mujeres de la Red de Justicia de Género Sonke. Ellos actúan escenas de violencia emocional o verbal en lugares públicos, donde nadie espera verlas. Cuando se forma una multitud para ver lo que está pasando, el grupo usa esa oportunidad para hablar sobre la violencia y la violación. Los actores vuelven a actuar la escena, pidiéndoles a las personas del auditorio que griten “¡Alto!” cuando quieran sugerir algo diferente o formas menos violentas de actuar.
Compartir historias reales de violencia a través del arte
Compartir experiencias personales sobre la violencia ayuda a las personas a dejar de culparse a sí mismas y a luchar contra el estigma para convertirse en sobrevivientes en lugar de víctimas. Ver obras de arte sobre la violencia también puede ayudar a otros a reflexionar sobre sus propias experiencias y tratar a los sobrevivientes con mayor compasión. El arte puede ser una forma poderosa de inspirar a que la gente se exprese en contra de la injusticia.
Los concursos de carteles, poesía y exposiciones de arte pueden motivar a los niños y adultos a compartir sus ideas y sentimientos sobre la violencia de género, ya sea que hayan escuchado hablar sobre el tema, la hayan visto o la hayan vivido. El arte no tiene que incluir el nombre del autor o autora si esto incentiva a la gente a participar.
Las historietas pueden mostrar situaciones de la vida real que hacen que la gente piense sobre por qué sucede la violencia de género, cómo se sienten las personas de la historia al respecto y cómo las cosas podrían ser diferentes.
“A Través de Nuestros Ojos”, videos de la violencia y violación en Liberia
Durante los 14 años de la guerra civil de Liberia, en África Occidental, muchos soldados usaron la violencia sexual contra las mujeres para poner a uno grupo en contra de otro. Miles de mujeres y niñas fueron violadas por soldados. La violencia sexual continuó aun después de que se acabó la guerra en el 2003. A las niñas las forzaban a casarse demasiado jóvenes. Muchos hombres seguían creyendo que estaba bien golpear a sus esposas si no los obedecían, y la violación era algo común. Algunas mujeres querían hablar sobre cómo protegerse de la violencia sexual, pero muchas personas negaban que eso fuera un problema.
Para comenzar a hablar sobre la violencia contra las mujeres en las áreas más afectadas por la guerra, el proyecto A Través de Nuestros Ojos capacitó a equipos de mujeres y hombres en cómo usar cámaras de video para producir películas cortas sobre la violencia de género, así como para ofrecer servicios para sobrevivientes de la violencia. Los actores en los videos eran personas de la comunidad. Los videos mostraban diferentes maneras en las que se les hacía daño a las mujeres y niñas, tales como varias costumbres tradicionales, los matrimonios forzados a muy temprana edad, el abuso sexual y la violación y la violencia física. Mostrar los videos en la comunidad ayudó a que se iniciaran diálogos profundos sobre estos temas que raramente se mencionaban en foros públicos. Después de un tiempo, muchas mujeres y niñas comenzaron a denunciar maltrato y a buscar consejería.
Crear o ver estos videos ayudó a las mujeres sobrevivientes a sentirse menos solas y menos culpables por lo que les sucedió. Ellas ven cuánto tienen en común con otras mujeres que han pasado por cosas similares. Y por su éxito en Liberia, el proyecto de videos A Través de Nuestros Ojos también se ha llevado a cabo en otros países..
