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Capítulo 11: Trabajar juntos para apoyar a los niños sordos

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En este capítulo:

Hay muchas formas en que la gente puede trabajar en conjunto para enriquecer las vidas de los niños sordos en la comunidad. Cuando la gente crea conciencia de las necesidades y las capacidades de las personas que son sordas o que no oyen bien, entonces crean una comunidad donde los niños sordos viven mejor. Con esa conciencia, la comunidad encontrará formas de apoyar a las familias que tienen niños que no oyen bien y harán todo lo posible para que los niños sordos reciban una educación.

¿Cuál es su comunidad?

Cuando piensa en su comunidad, la mayoría de la gente piensa primero en su vecindad o en la zona donde vive. Pero hay muchos tipos de comunidad. Hay muchos grupos que pueden dar su apoyo a los niños sordos y a sus familias, puesto que las familias de los niños sordos muchas veces pertenecen a varias comunidades al mismo tiempo.

Imagenes de abajo: ejemplos de grupos comunitarios.
las familias con niños sordos
la escuela
las personas
sordas de su país
el pueblo
las personas sordas
de todo el mundo

Los niños que aprenden y juegan juntos forman una comunidad

4 niños juegan fútbol.
Los niños ya forman una comunidad entre sí, de una forma natural. Pero es animarlos a que integren a todos los niños, incluso aquellos que son ‘diferentes’, ya sea a causa de la sordera o de alguna otra diferencia. Los adultos y los jóvenes pueden ayudar a los niños a aprender a respetarse, a preocuparse por los demás, a tener paciencia y a ser justos. Para mayor información sobre maneras de ayudar a los niños sordos y oyentes a llevarse bien, vea el Capítulo 10, sobre el desarrollo de habilidades para la convivencia.

Las personas sordas forman una comunidad

A veces las personas que son sordas o que no oyen bien sienten que no hay ninguna comunidad que se preocupe por su bienestar. En muchas comunidades, las personas sordas se sienten rechazadas por sus familias, sus parientes, sus vecinos y otras personas que no saben comunicarse con ellas. A veces, la gente se ríe y se burla de ellas. Sobre todo para los padres de un niño sordo puede ser muy duro ver que otras personas se burlen de su hijo. Donde quiera que estén, las personas que son sordas o que no oyen bien muchas veces enfrentan problemas parecidos. Muchas personas sordas aún tienen muy pocas oportunidades de ocupar el lugar que se merecen en la sociedad.

Generalmente, las personas sordas se identifican muy fácilmente las unas con las otras, porque enfrentan problemas parecidos y porque comparten una forma parecida de comunicarse, tal como el lenguaje de señas. Por eso, juegan un papel importante en las vidas de unas y otras, aun cuando no viven cerca y tienen que viajar para visitarse.

Una niña sorda usa señas para hablar con 2 adultos sordos.
Ya lo sé. A mí me pasa lo mismo.
En cualquier lugar donde haya 2 o más personas sordas, habrá una comunidad — creada por la experiencia compartida de ser sordos.

Las personas sordas pueden consolarse y orientarse mutuamente. Cuando se pueden reunir, generalmente forman comunidades con lazos muy fuertes. A veces, las comunidades se forman a partir de las escuelas para sordos, a medida que los niños sordos vayan creciendo y educándose juntos. Otras veces, las personas sordas se reúnen en asociaciones de sordos, cooperativas de trabajo u organizaciones religiosas.

Además, los adultos sordos pueden ayudar mucho a las familias que están criando a niños sordos, porque entienden las necesidades de esas familias y los desafíos que ellas enfrentan.

Las personas oyentes que acogen a las personas sordas pueden unir a sus comunidades

Muchas personas oyentes saben lo que vale la amistad con las personas sordas. Es posible que tengan amigos sordos, que trabajen con una persona sorda o que tengan parientes que no oyen bien. Las personas oyentes que pueden comunicarse con las personas sordas de una forma cómoda y natural pueden crear puentes entre las comunidades de sordos y las comunidades de oyentes. Cuando las personas oyentes aprenden el lenguaje de señas, pueden ayudar a las personas sordas y oyentes a entenderse y pueden ayudar a los niños sordos a desarrollar todas sus capacidades.

José y el coro de sordos
José, un muchacho oyente de Haití, aprendió el lenguaje de señas en una clase de su barrio. José se hizo amigo de algunas de las personas sordas de su ciudad. Ellas lo animaron a que trabajara como voluntario en una iglesia que daba oficios para la gente sorda. José aprendió a traducir las plegarias en su idioma hablado a plegarias en el lenguaje de señas.
Un hombre frente una fila de mujeres, hombres y niños que usan señas mientras cantan.


A medida que José fue participando más en el trabajo de la iglesia, comenzó a enseñarles a los jóvenes sordos a cantar (con señas y en voz alta) algunas de las canciones que se usaban en los oficios. En poco tiempo, había todo un coro de jóvenes sordos que cantaba y hacía señas con él.

Ahora, José y el coro de sordos van hasta las iglesias de las zonas rurales en las montañas de Haití, para cantar allí. Muchas personas se le acercan a José para hacerle preguntas sobre el coro y para hablar con él sobre los niños sordos de sus propias familias.

José aprovecha esas oportunidades para darle información a la gente sobre un programa para niños sordos pequeños que hay en uno de los pueblos y sobre un internado para niños sordos mayores que hay en su ciudad.

Mediante sus visitas con los jóvenes sordos a las iglesias rurales, José ha logrado unir más a la comunidad oyente y a la comunidad sorda de su país.