Hesperian Health Guides

La huida y la llegada

En este capítulo:

El viaje para encontrar un nuevo lugar donde asentarse muchas veces es muy difícil. Quizás una familia tenga que separarse durante el viaje de huida. Los niños más pequeños y los ancianos pueden morir de hambre o de enfermedades en el camino. Las mujeres y las niñas pueden ser atacadas por bandidos, unidades del ejército, guardias de la frontera u hombres refugiados. Todas estas pérdidas y estos peligros pueden agotar a una mujer física y emocionalmente, aun antes de que ella llegue a un nuevo hogar.

Ya asentada, puede que una mujer tenga que enfrentarse a una situación muy diferente a la de su antiguo hogar. Muchas veces, las mujeres que vivían en pueblitos terminan en grandes campamentos llenos de gente, que están organizados de modos muy diferentes que un pequeño pueblo o una ranchería. O puede que vivan en ciudades, muchas veces tratando de evitar que las autoridades las capturen. Algunos refugiados se encuentran a miles de kilómetros de distancia, en países que les han abierto las puertas y les han permitido asentarse allí permanentemente.

Si los refugiados reciben documentos de identidad, ya sea de las Naciones Unidas o de las autoridades del país donde se hallan refugiados, tendrán algo de protección para no ser expulsados de ese país.

Además, una mujer muchas veces se enfrenta a estas dificultades:

  • el vivir con personas que no aprueban que ella esté allí o que no hablan su idioma.
  • el no saber si puede regresar a su hogar pronto o si tiene que permanecer alejada por años.
  • el tener que conseguir papeles que demuestren que ella es una refugiada.
  • el tener que acostumbrarse a cambios en las relaciones familiares.
  • el vivir en peligro si hay una guerra cercana.
  • la necesidad de servicios de salud mental y atención médica debido a un ataque sexual violento.


Las mujeres pueden tener algo de protección si viven en un campamento de refugiados y son reconocidas como refugiadas por un nuevo gobierno o por las Naciones Unidas. Pero las mujeres desplazadas no cuentan con esa protección y corren mayores riesgos.