Hesperian Health Guides

Las mujeres como líderes

En este capítulo:

Los programas que se desarrollan sin consultar a las mujeres que se verán afectadas por ellos, son menos eficaces.

un grupo de mujeres teniendo una conversación Las mujeres deben participar siempre que se hagan planes o se tomen decisiones que afecten a las personas refugiadas o desplazadas. Además hay que animar a las mujeres a convertirse en líderes en sus nuevas comunidades. Así ellas se estimarán más a sí mismas, tendrán menos sentimientos de soledad y depresión, y se volverán más independientes. Además esto promoverá la seguridad de las mujeres y ayudará a quienes estén proporcionando servicios a evitar errores.

He aquí algunas maneras en que las mujeres pueden ser líderes:

  • Participando en los planes para organizar su campamento—por ejemplo, decidiendo donde poner las letrinas, los jardines y el agua.
  • Organizando reuniones separadas para hombres y mujeres sobre la seguridad, las necesidades básicas, la alimentación y la participación comunitaria.
dos mujeres, una con muleta, se juntan con un hombre y mujer de una agencia de ayuda.
  • Animando a las mujeres a expresar cómo se sienten en su situación y eligiendo a un líder que pueda hablar con los encargados del campamento.
  • Ayudando con las campañas de información pública.
  • Organizando programas sobre la alimentación y cursos de entrenamiento para promotores de salud.
  • Organizando guarderías. El cuidado de los niños les da a las mujeres una manera importante de participar en actividades en que pueden hablar con otras personas.

WWHND10 Ch29 Page 456-3.png

  • Organizando escuelas para los niños. Las mujeres se preocupan por sus niños aun en los malos tiempos. Las Naciones Unidas ha declarado que todos los niños refugiados tienen derecho a una educación, pero hay muy pocos programas disponibles. A veces hay demasiados niños en las clases o una escacez de maestros.
  • Ayudando a organizar clases de lectura, cursos de entrenamiento y actividades musicales y deportivas para las mujeres y los hombres.
Para llegar a Honduras tuvimos que escondernos en el monte y caminar harto. Por eso, cuando llegamos estábamos agotados. Con nosotros venían muchos viejitos y niños enfermos y desnutridos. Aquí no había nada para nosotros, así que todas las mujeres nos juntamos para organizar centros de nutrición. Luego conseguimos que la parroquia de aquí nos trajera más comida para los centros, y empezamos a plantar verduras y a criar gallinas, cabras y conejos para tener más comida para preparar en los centros. Nuestros proyectos han crecido y ahora podemos darle a cada familia en el campamento unos cuantos blanquillos, un poquito de carne y unas cuantas verduras, por lo menos una vez al mes.


Teníamos que remendar nuestra ropa y nuestros zapatos, así que organizamos talleres y convencimos a las agencias de que nos trajeran unas cuantas herramientas y máquinas de coser. Algunas de las mujeres habían sido costureras y un viejito sabía cómo hacer zapatos y les enseñaron a otras personas sus oficios. Nosotras estamos orgullosas de lo que hemos logrado aquí—hemos demostrado que las mujeres no sólo sirven para cocinar.

Las agencias nos han enseñado a ser promotoras de salud y de nutrición y a criar ganado. Hemos aprendido a sumar, restar y planear nuestros gastos para que podamos llevar estos proyectos nosotras mismas. Gracias a nuestra experiencia con estos proyectos, muchas mujeres ahora son líderes en el campamento, y cuando regresemos a nuestra tierra, vamos a poder manejar negocios y proyectos comunitarios.

—Aleyda, una refugiada salvadoreña en Colomoncagua, Honduras

Modos de ganarse la vida

dos mujeres hablando mientras cargan comida.
Me da gusto que nos den comida, pero hay otras cosas que yo necesito comprar para mi familia.
Yo sé hacer vestidos. Quizás podríamos abrir un taller para ganar dinero...

Las mujeres refugiadas y desplazadas necesitan tener opciones, para que no tengan que vender sexo para poder sobrevivir y mantener a sus familias.

Las mujeres refugiadas y desplazadas muchas veces tienen dificultades en conseguir suficiente trabajo para mantener a sus familias. Quizás no tengan las habilidades necesarias para trabajar en su nuevo hogar o tal vez tengan dificultades en conseguir un permiso para trabajar. Pero aun en esas situaciones, generalmente hay algún tipo de trabajo que las mujeres pueden hacer.

Por ejemplo, algunas mujeres trabajan de sirvientas en las casas de otra gente o como promotoras de salud para las agencias de auxilio. Algunas de estas agencias también les dan dinero a las mujeres para que ellas organicen proyectos basados en actividades tradicionales de la mujer, como proyectos de artesanías. Pero como puede ser difícil mantener a una familia haciendo esas actividades, las mujeres deben tratar de informarse acerca de proyectos más grandes que pagan mejor, como el plantar árboles o el construir refugios. Si las mujeres reciben parcelas de tierra, ellas pueden cultivar alimentos para sus familias o para vender. O si una mujer tiene el entrenamiento apropiado, quizás pueda trabajar en algún oficio o en un pequeño negocio.