Hesperian Health Guides

Problemas médicos de las trabajadoras de sexo

En este capítulo:

Infecciones sexuales, incluyendo el VIH

Debido a su oficio, una trabajadora de sexo corre un mayor riesgo que otras mujeres de contraer infecciones sexuales y el VIH. El riesgo aumenta porque el trabajo sexual implica tener sexo con muchos diferentes hombres cada día Las trabajadoras de sexo pueden querer protegerse usando condones y tomando otras medidas de seguridad, pero los hombres que les pagan pueden dificultarles sus esfuerzos. Tal vez ellos demanden tener sexo en la vagina o en el ano, pero se rehusen a usar condones. Puede que incluso se vuelvan violentos si ellas se rehusan a hacer cosas riesgosas.

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En algunas comunidades,
de cada 10 trabajadoras de sexo, 9 están infectadas con VIH, el virus que causa el SIDA.

Algunas trabajadoras del sexo tienen adicciones a las drogas. En este caso, su necesidad de usar drogas puede resultar en que estén más propensas a intercambiar sexo no seguro a cambio de dinero o drogas y por ende es menos posible que puedan cuidarse solas.

Una infección sexual le puede causar los mismos problemas a una trabajadora de sexo que a cualquier otra mujer: eventualmente infertilidad o cáncer del cérvix. Además, el infectarse con herpes, sífilis, gonorrea o clamidia aumenta mucho su posibilidad de contraer el VIH. Estos riesgos son aun más graves para las jovencitas. Como sus genitales no se han desarrollado completamente, las relaciones sexuales los pueden herir más fácilmente.

Muchas trabajadoras de sexo no tienen buena información acerca de las enfermedades sexuales, ni sobre su tratamiento y prevención. Debido a los prejuicios de la sociedad, las trabajadoras de sexo con frecuencia no pueden conseguir información ni servicios de salud. Muchas clínicas se rehusan a atenderlas o las tratan mal cuando ellas acuden allí.

una recepcionista hablándole en voz baja a un trabajador de salud mayor mientras que tres mujeres esperan en sillas.


Embarazo

Las mujeres que venden sexo necesitan métodos seguros, eficaces y baratos de prevenir el embarazo. Si ella se embaraza pero tiene que seguir vendiendo sexo, ella y su bebé correrán el riesgo de padecer de complicaciones y de los problemas relacionados con las infecciones sexuales. O puede que la mujer sienta que no le queda más remedio que tener un aborto bajo condiciones riesgosas. Todas estas situaciones son peligrosas.

Violencia

En algunos lugares, las mujeres pueden ser detenidas bajo cargos de prostitución, por tan sólo tener condones para su propia protección.

una mujer alcanzando en su bolsillo mientras un policía está parado con su mano abierta.

Una trabajadora de sexo puede vivir en un burdel con otras trabajadoras como ella o puede trabajar en la calle. Estas condiciones facilitan que ella sea violada, atacada o asaltada sobre todo si ella es muy jovencita. Si ella trabaja bajo el control de un hombre que le quita parte de su dinero (alcahuete), con frecuencia él usará violencia para seguir controlándola.

Como la venta de sexo es ilegal en la mayoría de los países, una trabajadora de sexo muchas veces no cuenta con ningún derecho legal, incluyendo la protección dada por la policía. O puede que ella tenga que darle a la policía una gran parte de sus ganancias a cambio de protección. Como la mayoría de las leyes han sido creadas para proteger a los hombres contra las mujeres ‘inmorales’, puede que en vez de proteger a una trabajadora de sexo, la policía la detenga, la golpee, la asedie o incluso la viole.

Si las autoridades la están maltratando porque usted es trabajadora de sexo, trate de conseguir más información acerca de sus derechos. Puede que en su ciudad o en su país haya un grupo que luche por los derechos de las prostitutas. O usted puede escribir a una de las organizaciones que aparecen en la sección de otros recursos para la salud de la mujer para solicitar consejos sobre cómo organizar un grupo de ese tipo.