Hesperian Health Guides

Las mujeres se organizan para mejorar la atención de salud

En este capítulo:

En este capítulo, compartimos la historia de un grupo de mujeres en el Perú que se organizó para tener mejores servicios de salud para las mujeres en su comunidad. Cuando empezaron a organizarse, muchas familias en el pueblo de Vilcashuamán, o Vilcas, acababan de migrar de las áreas altas de las montañas de los Andes. El conflicto armado en la región había destruido casas y cultivos, y había sacado a las personas de sus hogares. La mayoría de las personas desplazadas provenían de comunidades indígenas quechuas y eran muy pobres. El centro comunitario de salud de Vilcas tampoco tenía recursos, pero las enfermeras y doctores hacían lo mejor que podían. Cuando una madre joven murió debido a un embarazo con complicaciones, su partera y una amiga decidieron hacer algo para que ninguna otra mujer de la comunidad muriera por falta de atención.

¡Nunca más! Cómo una muerte prevenible se transformó en un movimiento por el cambio

Al igual que la mayoría de las jóvenes en la comunidad indígena donde creció, Sonia no fue a la escuela. Sus hermanos fueron unos cuantos años y aprendieron a hablar, leer y escribir en español. En casa todos hablaban en quechua, el idioma de sus antepasados. Sonia aprendió a tejer y a cocinar, a plantar y cosechar papas, a cuidar animales y a cantar en quechua.

Sonia cosechando papas

Cuando Sonia tenía 16 años se casó con José. Sus 2 hijas nacieron en casa con ayuda de una partera. Sonia tenía 19 años de edad y 7 meses de su tercer embarazo, cuando el ejército la forzó a ella y a su familia a irse del campo al pueblo de Vilcashuamán en el Perú. Los soldados destruyeron su granja y mataron a uno de sus hermanos.

Poco después de llegar a Vilcas, Sonia conoció a Luz, una partera que aceptó ayudarla con el nacimiento de su bebé. José estaba trabajando lejos cuando comenzó el trabajo de parto de Sonia. Su hermana Tomasa llegó para cuidar a sus otras dos hijas y Luz le dio masajes y le preparó tés para ayudarla durante el trabajo de parto. Sin embargo, después de muchas horas, Luz se dio cuenta que algo estaba mal. Sonia estaba muy débil y el bebé no se estaba moviendo. Luz sabía que necesitaban ir al centro de salud para salvar a Sonia.

Sonia nunca había estado en el centro de salud. Ahí nadie hablaba quechua y ella no hablaba español. A Luz no le gustaba ir ahí porque los doctores y las enfermeras muchas veces la ignoraban o la criticaban cuando llevaba mujeres que necesitaban ayuda.

un médico ayudando a Sonia dar a luz en un centro de salud.

Cuando Luz y Sonia llegaron, el centro de salud estaba cerrado y cuando finalmente abrió, tuvieron que esperar mucho tiempo para que una enfermera examinara a Sonia. La enfermera regañó a Luz y la acusó de haber esperado demasiado tiempo para llevar a Sonia al centro de salud. Luz no dijo nada porque no quería hacer enojar a la enfermera. Le pidió respetuosamente si se podía quedar con Sonia para explicarle lo que estaba pasando y ayudarle a mantenerse tranquila. Pero la enfermera no la dejó y le recordó que el reglamento del centro de salud no permitía que los pacientes tuvieran acompañantes.

Sonia estaba aterrada y no entendía lo que estaba pasando. En un cuarto frío con luces intensas, un hombre que le hablaba en español atendió el nacimiento de un bebé varón. Sonia nunca vio al bebé y nadie le dijo que había fallecido. Después el doctor fue a la sala de espera y preguntó por el esposo de Sonia. Luz trató de explicarle que el esposo de Sonia estaba fuera del pueblo y que ella era la partera de Sonia, pero el doctor no le puso atención hasta que una de las enfermeras le explicó quién era. Entonces le dijo a Luz que el bebé había muerto y que Sonia había perdido mucha sangre. Le dijo que el centro de salud no tenía sangre para hacerle una transfusión, ni transporte para llevarla al hospital regional a 4 horas de distancia. Luz le estaba diciendo al doctor que encontraría una manera de transportar a Sonia, cuando se acercó una enfermera y le dijo al doctor que Sonia había muerto.

Luz viendo como la enfermera habla con el doctor.

Luz quedó muy triste pero también llena de rabia. El Perú no es un país pobre pero a pesar de eso, muchas familias pobres no tienen acceso a servicios de salud y otros servicios. Sabía que la muerte de Sonia se pudo haber prevenido y tal vez también la del bebé. Al irse del centro de salud, Luz se quedó pensando en todas las cosas que le gustaría cambiar para que no volviera a suceder lo que le pasó a Sonia.

Aprender las unas de las otras

Cuando Luz regresó del centro de salud con las malas noticias, Tomasa estaba con su amiga Paula. Paula había terminado la escuela secundaria en Vilcas y también había participado en un programa de liderazgo de mujeres jóvenes. Ahora ella y Tomasa eran parte de un proyecto de capacitación de una organización sin fines de lucro, para ser promotoras comunitarias de salud. Después de escuchar la historia de Luz, Paula dijo que pensaba que la muerte de Sonia era el resultado de un problema muy complejo. Tomasa sugirió que hablaran más en unos días, después del funeral de Sonia y su bebé.

Luz hablando con Tomasa y Paula.
Debí de haber llevado a Sonia al centro de salud antes, pero pensé que sería peor porque estaría sola. Tengo miedo de ir ahí. Ahí nadie me escucha.
No es tu culpa, Luz.
No, es culpa de ellos por no tratarnos igual a todas. Todas tenemos el mismo derecho a una buena atención.

Luz, Tomasa y Paula sabían que el gobierno quería que las mujeres dieran a luz en los centros de salud. También creían que las enfermeras y los doctores en el centro de salud tenían la responsabilidad de tratar a todas las mujeres por igual y con respeto, incluso si eran pobres e indígenas. Y sabían que las mujeres indígenas que viven en la pobreza a menudo son quienes tienen menos acceso a recursos y a derechos humanos básicos. Muchas de ellas estaban cansadas de sufrir y listas para actuar. Paula había aprendido que entender mejor el problema es un paso clave para comenzar a actuar.

Para aprender más sobre las experiencias de las mujeres en el centro de salud, decidieron hablar con otras mujeres en la comunidad. Durante las siguientes semanas visitaron a amigas y vecinas en sus hogares y escucharon sus historias.

Seis mujeres hablando sobre sus experiencias.
Todos los doctores son hombres de la ciudad. Solo hablan español y nos llaman “mamita” y otras cosas que nos hacen sentir menos y tontas.
Siempre nos hacen esperar mucho tiempo. Y se enojan si les preguntamos cuánto tiempo hay que esperar para consultar al doctor.
Quedé embarazada cuando tenía 13 años. El doctor me hizo sentir avergonzada y que no era bien recibida ahí.
No respetan nuestras costumbres. No entiendo cómo las mujeres pueden dar a luz acostadas boca arriba.
Antes los recursos médicos eran gratuitos. Ahora si necesitas una inyección, tienes primero que comprar una jeringa en la farmacia.
Las enfermeras nos dicen que somos demasiado jóvenes para pedir anticonceptivos.

Las mujeres mencionaron muchos problemas que les dificultaban recibir atención en el centro de salud. Sonia no había sido la primera mujer en morir por falta de sangre u otros recursos. Y Luz no era la única mujer que había evitado ir al centro de salud porque sentía que las enfermeras y doctores no la respetaban.

Tomasa y Paula habían aprendido que para trabajar por el cambio, necesitaban reunir a personas con las mismas quejas, quienes más se beneficiarían de encontrar soluciones a sus problemas. Las mujeres con recursos no dependían del centro de salud del gobierno. Ellas iban a clínicas privadas. Por lo tanto las mujeres que se iban a beneficiar más al mejorar el centro de salud, eran las mujeres indígenas pobres de todas las edades. Decidieron organizar una reunión con jóvenes y adultas para intercambiar información y hablar sobre los cambios que iban a resultar en una mejor atención en el centro de salud.

Formar un grupo para trabajar juntas

Al comenzar la reunión, Paula se presentó y les pidió a las otras mujeres que hicieran lo mismo. Al principio, la mayoría de las mujeres tenían vergüenza y se sentían incómodas al hablar frente al grupo, así que Paula les pidió que hablaran con la persona que estaba a su lado y le contaran algo sobre su experiencia durante el parto, ya fuera una experiencia propia o sobre algo que le pasó a alguna amiga o familiar. Después, Luz les contó lo que le había pasado a Sonia.

Tomasa les pidió a las mujeres con las que ella y Paula habían hablado antes, que compartieran las dificultades que habían tenido al recibir atención en el centro de salud. Otras mujeres comenzaron a compartir sus propias experiencias y opiniones.

mujeres sentadas en pares donde una habla y la otra escucha.
Me gustó mucho ayudar a mi hermana en su parto.
Tengo 3 hijas y todas nacieron en casa sin ningún problema.
Sangré mucho después de que naciera mi hijo y mi prima murió de hemorragia cuando nació su segundo hijo. La verdad tengo miedo, pero no sé si el centro de salud me puede ayudar.

Las mujeres decidieron que iban a formar un grupo para trabajar juntas con el fin de mejorar la atención médica para las mujeres en el centro de salud. Hablaron sobre cuánto tiempo podían dedicarle al grupo y decidieron compartir el cuidado de niños y la preparación de alimentos para ayudar a que todas las mujeres pudieran participar. Paula propuso un proceso para ayudar a que todas tuvieran la misma oportunidad de hablar durante las reuniones, y que tomarían papeles igualitarios. Por ejemplo, decidieron turnarse la responsabilidad de facilitar las reuniones. Decidieron llamar a su grupo Voces de las Mujeres Vilcas e invitar a más mujeres de la comunidad a participar en la siguiente reunión.

Cuando caminaban a casa, Luz le dijo a Paula: “La reunión salió muy bien. Todas participaron y logramos mucho”. Paula le explicó que las reuniones funcionan mejor cuando están bien planeadas. Hay que:

  • Preparar el programa de la reunión con anticipación.
  • Revisar el programa de la reunión con el grupo y hacer cambios si es necesario.
  • Elegir a una persona para facilitar la reunión y alguien para medir el tiempo.
  • Ponerse de acuerdo sobre las reglas durante la reunión.
  • Evaluar la reunión al terminar.


Para obtener más ideas sobre cómo planear una reunión exitosa, vea el Apéndice B: Reuniones buenas de principio a fin.

Hablar en grupo profundiza nuestro aprendizaje

Voces de Mujeres Vilcas tuvo su segunda reunión varias semanas después de haberse formado el grupo. Luz facilitó la reunión y pidió que las asistentes se volvieran a presentar porque habían llegado mujeres nuevas. Después pidió voluntarias para contar brevemente lo que habían hablado en la primera reunión. Invitó a las nuevas participantes a compartir sus experiencias sobre la atención en el centro de salud. Las mujeres se sorprendieron sobre la cantidad de dificultades con el centro de salud que tenían en común. Se preguntaron cómo podrían resolver tantos problemas.

Paula propuso una actividad para agrupar los diferentes tipos de problemas. Escribió cada problema en un papelito y la colocó en la pared. Después preguntó cuáles problemas eran más similares entre sí y por qué. Ver cómo los problemas estaban relacionados entre sí les ayudó a pensar sobre sus experiencias al tratar de recibir atención en el centro de salud. Y al enfocarse en los problemas que habían visto, empezaron a analizar los problemas con más profundidad.

problemas de centros de salud que mencionaron las mujeres en la junta.
el centro de salud es incómodo
el personal no conoce nuestras tradiciones
el personal no habla nuestro idioma
no se permiten acompañantes
falta de medicinas para parar el sangrado abundante
no hay ambulancia
no hay sangre para transfusiones en caso de emergencia
no hay doctoras
no hay doctores en la noche o los domingos
debemos pagar el transporte
mujeres hablando sobre cómo agrupar sus problemas con el centro de salud.
Obligan a las mujeres a dar a luz acostadas. Muchas mujeres se quejan de eso.
Podemos agregar “las hacen acostarse”. ¿Se relaciona a otros problemas que hacen sentir incómodas a las mujeres en el centro de salud?
Sí, y también se relaciona a que el personal no conoce ni respeta nuestras tradiciones. La mayoría de nosotras preferimos dar a luz en cuclillas, como lo hicieron nuestras madres.
¿Y las niñas embarazadas que tienen demasiada vergüenza de recibir atención?

Identificar los problemas en los que se va a enfocar

Cuando terminaron la actividad, las participantes reflexionaron sobre su trabajo y se dieron cuenta que muchos de sus problemas estaban relacionados con que las mujeres no se sentían cómodas al recibir atención en centro de salud, ya que no las trataban con respeto. Muchos de los otros problemas se relacionaban con la falta de materiales médicos. Todas estuvieron de acuerdo en que se querían enfocar en estos problemas y aprender más sobre ellos.

Después de hablar con el grupo, Tomasa les preguntó cómo se sintieron con la reunión. Las mujeres dijeron que habían disfrutado de la actividad y la reflexión. Sentían que les había ayudado a entender las experiencias individuales de muchas mujeres como parte de un problema más amplio. También se dieron cuenta de que era importante hacer que el centro de salud se convirtiera en un lugar cómodo y acogedor para todas las mujeres.

El grupo necesitaba decidir qué iban a hacer para lograr cambios junto con otras personas en la comunidad. Paula sabía que esto tomaría mucho tiempo, reflexión y conversaciones. Así que las mujeres decidieron reunir más ideas al hablar con trabajadores de salud, familiares, líderes comunitarios, maestros y otros grupos comunitarios.

Buscar más información

ilustración de lo siguiente: Luz y Mario hablando.
Luz habla con Mario, quien trabaja como enfermero en una organización internacional que ayuda al gobierno peruano a crear programas que propician los partos seguros en comunidades como Vilcas.
Mario, ¿cómo has logrado que los centros de salud sean más amigables y más seguros para dar a luz?
Fue un proceso largo y no lo hice solo. Reunimos a mujeres indígenas, promotoras y al personal del centro de salud para conversar sobre los cambios que harían que las mujeres se sintieran cómodas en el centro de salud y esas pláticas tuvieron mucho éxito. Ahora vienen más mujeres aquí para dar a luz.
ilustración de lo siguiente: Yesenia y el Señor Quispe hablando.
Yesenia, una estudiante de la escuela secundaria, habló con Luís Quispe, un maestro de historia. El ayuda a las y los estudiantes a entender su derecho a la salud.
Profesor Quispe, ¿puede hablar con el grupo sobre los derechos humanos de las mujeres y niñas?
Con mucho gusto. La constitución del Perú dice que todas las personas tenemos derecho a la atención de salud. Podemos hablar sobre cómo los problemas que han tenido son una violación de este derecho. Van a poder tener argumentos muy fuertes para mejorar la atención de salud en la comunidad.

Hacer un plan de acción

El grupo continuó reuniéndose regularmente para hablar sobre los diferentes puntos de vista que escucharon. Finalmente se pusieron de acuerdo en enfocar sus esfuerzos para mejorar la atención a todas las mujeres embarazadas y a que hubiera una atención más respetuosa hacia las mujeres indígenas. Se sentían listas para decidir qué cambios querían lograr primero y cómo lo iban a hacer. Estaban listas para hacer un plan de acción.

Elegir qué pasos tomar. Las mujeres hicieron una lista de todas las ideas para mejorar la atención de salud en su comunidad. Después evaluaron cómo cada actividad ayudaría a que el centro de salud fuera más acogedor y cómodo para todas las mujeres embarazadas, y respetuoso para las mujeres indígenas. Hablaron sobre las actividades que serían más fáciles de llevar a cabo con los recursos que tenían. También consideraron cuáles actividades iban a mejorar la atención de salud para la mayoría de las mujeres en la comunidad y para las mujeres más vulnerables.

Con tantas ideas y opiniones, puede ser difícil tomar decisiones. Incluso cuando hay un ambiente de confianza, el grupo puede tener desacuerdos. Una actividad que ayuda a crear armonía y consenso es la Votación rápida.

Metas a corto, mediano y largo plazo. Luego hablaron de los logros que podían tener en menos tiempo (corto plazo), los que requieren más tiempo (mediano plazo) y los que toman años (largo plazo). Imaginaron cómo sería la atención que recibirían las mujeres si pudieran alcanzar cada una de estas metas o cuál sería el resultado si tuvieran éxito.

ilustración de lo anterior: metas y resultados.
METAS
RESULTADO EXITOSO
A CORTO
PLAZO:
El personal del centro de salud respeta la cultura y tradiciones indígenas
Se contrata personal que habla el idioma o hay intérpretes

Las mujeres pueden usar sus atuendos tradicionales, dar a luz en cuclillas y tener acompañantes
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A MEDIANO
PLAZO:
Más mujeres de todas las edades dan a luz en el centro de salud
El centro de salud ofrece servicios integrales para todas las mujeres

El horario de atención responde a las necesidades de las mujeres
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A LARGO
PLAZO:
Los servicios de salud son gratuitos, accesibles y apoyan y protegen el derecho a la salud de las mujeres
Se organiza una brigada de transporte de emergencia

Se construye una Casa para la Maternidad Segura

El centro de salud cuenta con suficientes recursos médicos, sangre y personal para responder a las emergencias

Planes y calendarios detallados para alcanzar cada meta. Tener metas claras les ayudó a decidir qué estrategias usar en el trabajo de su organización y cómo agendar todas las acciones que tenían que tomar. Por ejemplo, si usted va a preparar comida para una boda grande, va a planificar detalladamente quién le va a ayudar, qué comida hay a su disposición a precios accesibles, qué tarea puede darle a cada persona y a qué hora tiene que estar cada cosa lista. Con una buena estrategia y una planificación precisa, logrará su meta de tener suficiente comida deliciosa para las y los invitados ¡y a tiempo!

El grupo de Voces de Mujeres Vilcas también habló sobre las barreras que enfrentarían para alcanzar cada meta. Hablaron sobre los diferentes recursos humanos y materiales que iban a necesitar y las capacidades y conocimientos que les iban a ayudar.

Hicieron un plan detallado con listas de tareas y fechas para cumplirlas, y dividieron las responsabilidades para que cada persona del grupo tuviera algo que hacer. Decidieron revisar su progreso cada vez que se reunieran y modificar el plan si era necesario.

una joven hablando mientras señala una lista de preguntas.
Un plan debe responder a cada una de estas preguntas en cada paso.
¿Qué vamos a hacer y con qué propósito?
¿Qué pasos vamos a seguir?
¿Cuándo lo vamos a hacer?
¿Qué recursos necesitamos para poder hacerlo?
¿Quién lo va a hacer?
¿Quién es responsable de asegurarse de que el plan se lleve a cabo?
¿Cuándo se tiene que hacer o terminar? ¿Qué esperamos lograr si alcanzamos cada meta?

¿Cómo sabremos si el plan está funcionando?

El grupo de Voces de Mujeres Vilcas decidió que su primer paso sería reunirse con el director del centro de salud, el doctor Mora. Planearon presentar la información que habían reunido y proponer cambios al centro de salud para alcanzar su meta a corto plazo: lograr que el personal entienda y respete sus tradiciones. Pensaban que si iban en grupo y estaban bien preparadas, con un mensaje claro, el doctor Mora entendería y aceptaría su propuesta.

El grupo eligió a un comité de 5 mujeres para planear la reunión. Le pidieron a Paula coordinar el comité y Tomasa se ofreció como voluntaria para ayudar a presentar las propuestas del grupo. A Yesenia la invitaron a hablar sobre la necesidad de servicios para jóvenes y le pidieron a Alicia, una mujer que estaba en su tercer embarazo, que hablara sobre los problemas que las mujeres tenían para recibir atención prenatal y de emergencia en el centro de salud.


Esta página se actualizó el 01 feb 2021