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El abuso sexual tiene efectos duraderos
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Aunque es muy difícil hablar sobre el abuso sexual, es muy importante que se asegure de que usted u otra persona de confianza hable con su niño. Hablar con los niños sobre el abuso sexual de una manera en que ellos puedan entenderlo, no hará que ellos se preocupen más. Tampoco los perjudicará. Al contrario, los protegerá.
Sanguita tenía 4 años cuando su hermano de 14 años se aprovechó de ella. Sanguita fue con sus padres y les dijo, como pudo, que su hermano la había lastimado. Al principio, los padres pensaron que Sanguita se había lastimado ella sola y por eso tenía moretones. Sanguita no sabía las palabras que necesitaba usar, pero siguió tratando de explicar lo que había pasado.
Por fin, cuando sus padres entendieron lo qué había sucedido, trataron de ocultarlo. Le prohibieron a Sanguita hablar del asunto. Ellos “resolvieron el problema” enviando a su hermano a un internado. Para ellos, el asunto había terminado.
A medida que Sanguita fue creciendo, el incidente siguió afectándola. Ella tenía miedo de los hombres y se sentía culpable de que su hermano hubiera sido enviado muy lejos. Cuando él regresaba a casa de vacaciones, ella no podía hablar con él. Sanguita estaba convencida de que nunca podría casarse. Se sentía avergonzada y decía que tenía miedo de volver a sentir ‘dolor’. Tenía pocas esperanzas para el futuro y no confiaba en sí misma ni en sus habilidades.
Cuando ella tenía 16 años, empezó a hablar sobre lo que le había sucedido con una tía suya, que era trabajadora de la salud. A medida que fue hablando de sus sentimientos y de sus temores, comenzó a sentirse más segura. Finalmente, con el apoyo de su tía, pudo explicarle sus sentimientos a su hermano, quien le pidió perdón. Ahora Sanguita se siente más contenta, aunque aún no ha podido hablar de sus sentimientos con sus padres.
Sanguita tuvo suerte porque encontró a alguien con quien hablar sobre lo que ella sentía. A veces, las víctimas del abuso fingen que no pasó nada. En otras ocasiones, no recuerdan qué pasó hasta que comienzan a decir por qué sienten tanto miedo o son tan infelices. Cuando los adultos que de niños fueron víctimas del abuso no pueden hablar sobre sus sentimientos, muchas veces tampoco pueden hablar con sus hijos sobre las formas de protegerse.