Hesperian Health Guides

Cómo los niños aprenden a comunicarse

En este capítulo:

Aunque un bebé se comunica desde que nace, al principio no se da cuenta de lo que está haciendo. Dependiendo de cómo se siente, mueve el cuerpo y hace sonidos, gestos o ademanes. Por ejemplo, quizás llore porque tiene hambre o porque está mojado. Poco a poco, se va dando cuenta de que sus mensajes producen resultados. Cuando él llora, alguien viene a ver qué le pasa. Cuando sonríe, le sonríen. Así que él empieza a mandar mensajes para obtener resultados.

La comunicación es un instrumento poderoso que sirve para conseguir lo que queremos o lo que necesitamos, y para entender lo que los demás quieren o necesitan. Usted puede ayudar a un niño a empezar a comunicarse si responde a sus movimientos y a los gestos o los sonidos que él haga. Así, le ayudará a aprender que sus acciones influyen sobre los demás.

Deje que el niño se turne con usted

Una mujer señala a su hijo.
Ésa es una pelota.

Esperar su turno le ayuda al niño a desarrollar las habilidades que necesita para comunicarse con otra persona. Cuando sea mayor, le ayudará a aprender a conversar con la gente.

Aquí, Adela le ayuda a su hijo Toño a comenzar.

Una mujer señala una pelota en manos de su hijo mientras apunta hacia sí misma.
¿Me das la pelota?
La expresión de la cara de Adela expresa que ella está preguntando algo.
Una mujer señala a su hijo.
Gracias, Toño. ¡Muy bien!


El niño aprenderá aún más si ustedes se siguen turnando.

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Cuando Toño está listo, Adela le pasa la pelota.

Por ejemplo, Adela espera hasta que Toño la está mirando. Para llamar la atención del niño, ella levanta las cejas, sonríe y mueve la pelota.


Toño le tira la pelota de regreso a Adela. Ella sonríe y aplaude... ...y le tira la pelota de regreso.
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Ahora Toño ya sabe qué hacer. Él y su mamá se están turnando.

Una mujer se encoge de hombros, mostrando confusión.

Para que Toño no se distraiga, Adela decide cambiar el juego. Así que esconde la pelota en una caja. Fíjese en la cara de Adela. ¿Cómo se vería la cara de usted si estuviera preguntando, “¿Dónde está la pelota?” sin usar palabras?

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Adela espera hasta que Toño gatea hasta donde está la caja.
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Adela sonríe y vuelve a aplaudir cuando Toño encuentra la pelota.

Como muestran los dibujos, la comunicación básica comienza desde que un niño es muy pequeño. Puede haber comunicación sin palabras.

Para animar a su hija a esperar su turno

Cada vez que usted y su hija juegan a turnarse, la actividad será diferente. Aquí tiene algunos consejos generales para lograr que la actividad dé buenos resultados.

Para empezar:

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Si la niña no le responde, haga algo para recordarle que es su turno. Por ejemplo, puede tocarle el brazo.
¿Licha?
  • Llame la atención de la niña y avísele que quiere jugar.
  • Deje que el primer turno sea para ella. Así usted podrá responder a lo que a ella le interese. Pero si tiene que esperar mucho, mejor empiece usted.


Una mujer pasa una pelota a su hija.
¡Allí va!
Antes de que usted tome el siguiente turno, asegúrese de que la niña le está prestando atención. Entonces trate de tardarse lo mismo que ella se tardó cuando fue el turno de ella.
  • La niña se dará cuenta de que usted notó lo que ella hizo y que a usted le gustó. Entonces, ella
    tratará de repetir lo que hizo para que usted se vuelva a complacer. Cuando la niña haga un sonido o una seña y usted le responda de una forma positiva, eso le dará más ganas de hacer más sonidos o más señas.


Cuando usted le responda a la niña, trate de:

  • copiar los sonidos o las acciones que ella hace (si ella dice ‘ga…ga’, entonces diga usted ‘ga…ga’).
  • seguir haciendo las cosas que a ella le gustan (vuelva a tirarle la pelota por el suelo).
  • añadir otros pasos a la actividad (por ejemplo, pídale que busque la pelota), para que ella no se distraiga y para que aprenda nuevas formas de jugar.
Una niña gatea, alejándose de su mamá.
¿Ya no quieres jugar?
Permita que la niña deje de jugar cuando ella quiera. Al principio, sólo jugará a turnarse un par de minutos. Pero luego ya querrá que las actividades duren más.


A medida que crecen, los niños aprenden a turnarse cada vez más.