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Por qué las mujeres se vuelven trabajadoras de sexo
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La mayoría de las mujeres que venden sexo preferirían tener un trabajo que paga bien y que les concede dignidad y respeto.
Muchas personas creen que las mujeres deciden ser trabajadoras de sexo por ser inmorales o demasiado flojas para buscar otro trabajo. Pero la mayoría de las mujeres lo hacen porque necesitan dinero y no tienen ninguna otra forma de ganarlo. Estas mujeres necesitan dinero para comprar comida y pagar por un lugar donde vivir, para mantener a sus hijos y a sus familias, para pagar deudas o para comprar drogas.
La necesidad extrema de una mujer muchas veces surge en situaciones que ella no puede controlar: por ejemplo, su esposo muere o ella se divorcia, o su esposo o su familia la abandonan. O puede que ella sea violada o tenga un embarazo que no había planeado y descubra que nadie quiere casarse con ella. Si ella no tiene algún oficio u otra manera de ganar dinero, vende la única cosa que tiene—su cuerpo—para poder sobrevivir.
La historia de una mujer pobre
Cada día, como a las 9 de la mañana, Nawal sale del pequeño cuarto que comparte con su esposo, encierra allí a sus dos niñitos, y se va caminando a ‘trabajar’ al área rica de su ciudad. Ella lleva puesto un vestido tradicional de colores ya desteñidos y una pañoleta negra corriente alrededor de la cabeza. Se ve como cualquier otra de las mujeres pobres que uno ve en la ciudad del Cairo, en Egipto. Pero ella no es como las demás. Nawal tiene 20 años de edad y es prostituta.
Nawal generalmente trabaja en una calle en particular, como hasta las 2 ó 3 de la tarde, y en promedio gana 6 dólares al día. Ella no trabaja los viernes ni los días festivos religiosos para poder estar con su familia: su esposo que a veces trabaja haciendo construcciones, su hijo de 4 años y su nena de un año de edad.
El padre de Nawal era ciego, y ganaba dinero pidiendo limosna en el centro de la ciudad. De niña, Nawal pasaba más tiempo en la calle, guiando a su padre, que en casa. Ella nunca veía a su madre. A los 13 años de edad, Nawal se casó.
Dos años más tarde, después de tener a su hijo, ella tuvo que buscar un empleo. A su esposo le estaban dando menos y menos trabajo. Como no tenía educación ni un oficio, Nawal trató de trabajar limpiando departamentos en un edificio. Pero dejó de hacerlo cuando los guardias del edificio le exigieron que ella tuviera relaciones sexuales con ellos o no le presentarían a más clientes.
Nawal no usa la palabra ‘prostituta’ para describirse a sí misma. Ella se considera una sirvienta. Ella sabe que tiene que ahorrar dinero para sus hijos: —Quiero que mis hijos vayan a la escuela para que no se vuelvan criminales cuando sean adultos.
Como no se considera que ella haga ‘verdadero’ trabajo, Nawal y miles de mujeres como ella no reciben ayuda del gobierno ni de la policía. A Nawal la han asaltado varias veces, pero nadie le ha ayudado. Oficialmente, ella no existe. Y lo que de veras la tiene intrigada es que mucha gente piensa que a ella le agrada vender sexo. Eso no es cierto. Ella simplemente no sabe de qué otra manera podría sobrevivir.
- —de una entrevista con Ahmed Badawi
Como muchos hombres temen infectarse con el virus que causa el SIDA si tienen relaciones con una trabajadora de sexo adulta, cada vez hay una mayor demanda por jovencitas y niñas para el comercio sexual.
Otras mujeres son forzadas a vender sexo. Muchas veces, las mujeres son víctimas de un engaño. Ellas piensan que van a conseguir empleos o maridos ricos en otros países y en cambio terminan siendo vendidas como prostitutas. Después es casi imposible dejar de vender sexo. La mujer puede estar en un nuevo país ilegalmente y no tener derechos, dinero, ni alguna manera de regresar a casa. Puede que ella tenga deudas muy grandes que necesite pagar o tal vez su patrón amenace con herirla si ella se va. Ella se ha convertido en una esclava sexual.
Durante muchos años, esta muchacha fue maltratada física y sexualmente por el esposo de su mamá. Ella huyó de la casa, con la esperanza de establecer una vida mejor. Pero sin dinero, ni el apoyo de su familia, ella terminó vendiendo sexo para sobrevivir. | Esta mujer perdió su hogar y su tierra cuando su marido murió, porque no había leyes que indicaran que la propiedad debía pasar a manos de su esposa. Ahora ella no tiene dinero. Empezó a vender sexo para poder alimentar a sus hijos. |