Hesperian Health Guides
Trabajar con los hospitales y los doctores
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Las parteras necesitan a los doctores y los hospitales. Cuando una mujer tiene una emergencia médica, una partera sabia no duda en llevarla.
Por desgracia, muchos doctores no se dan cuenta de lo mucho que ellas necesitan a las parteras. A los doctores los preparan para estar pendientes de las emergencias, y muchos doctores tratan todos los partos como si fueran emergencias. Pero las parteras son expertas en los partos normales y sanos. Ellas son quienes muchas veces tienen la paciencia y la confianza que las mujeres necesitan para dar a luz. Muchas parteras saben usar plantas medicinales, dar masaje y voltear a un bebé sin peligro, o tienen otros conocimientos que no se aprenden en las escuelas de medicina.
Es posible que los doctores no aprecien las habilidades particulares de las parteras. Muchas veces, las consideran ignorantes e incompetentes y las tienen a menos, sobre todo si son parteras tradicionales. Para una partera, puede ser muy difícil trabajar con el personal de un hospital por el bien de las mujeres embarazadas.
En vista de estos desafíos, es importante que usted forje una relación con los doctores y los hospitales antes de que haya una emergencia. Así, cuando necesite ayuda, será más probable que la traten con respeto. Trate de hablar con un doctor que parezca entender la importancia de las parteras. Explíquele cómo le gustaría trabajar con el hospital. Si es posible, una reunión entre un grupo de parteras y un grupo de doctores podría ayudar a todos a colaborar.
Cuando las parteras y los hospitales colaboran, todos se benefician. Si las parteras demoran menos en mandar a las mujeres con signos de peligro al doctor, los doctores podrán hacer más para prevenir los problemas. Y si una partera es tratada con respeto, ella no dudará en llevar a una mujer al hospital. Ésta es una historia real:
Sumario
Una partera que no se dió por vencida
Neusa, una campesina muy delgada y bajita, es una trabajadora de salud que vive en Brasil. Una de sus pacientes, llamada Laura, se había embarazado 3 veces. Pero había perdido a todos sus bebés. En el último mes de cada embarazo, la presión le había subido mucho y tuvo convulsiones. Laura era una mujer triste y callada, que se había resignado a no tener hijos nunca. Esta vez, Neusa conversó con Laura acerca de su salud y le dió vitaminas y ánimos para su embarazo. Laura nunca antes había recibido ese tipo de atención. Laura esperaba con gusto las visitas de Neusa. Un día, cuando ya iba en el octavo mes, Laura se despertó con un dolor de cabeza muy fuerte y con las piernas hinchadas. Laura no tenía un espejo para verse la cara, pero la tenía tan hinchada que Neusa se espantó cuando la vio. Neusa sabía que, sin ayuda, Laura perdería a este bebé ¡e incluso ella misma podría morir!
Como era la semana antes de Navidad, en el hospital había pocos médicos y enfermeras. No querían aceptar a más pacientes, así que le pusieron una inyección a Laura y le dijeron que se fuera a su casa a esperar a que el bebé estuviera listo para nacer. Neusa no estuvo de acuerdo y fue a la oficina del director del hospital para explicarle la situación de Laura y los problemas que había tenido. No sirvió de nada que Neusa le enseñara su credencial al director y le explicara que ella era trabajadora de salud. El director le dijo que "no había posada" y que tenía que llevarse a Laura a casa a esperar.
Pero Neusa no se dió por vencida. Sabía que el estado de Laura era demasiado peligroso para llevársela a casa. Así que mejor llevó a Laura a la estación de policía. Allí hizo un escándalo. Aunque Neusa es delgada y bajita, tiene una voz y una mirada que no se olvida nadie. Cuando ella se pone brava ¡es difícil no hacerle caso!
Por fin, una patrulla llevó a Neusa y a Laura a un hospital que quedaba a 1 hora del pueblo de Neusa. Cuando llegaron, a Laura ya le había subido mucho la presión, así que los doctores le hicieron una cesárea y Laura dio a luz a un varoncito sano. Los conocimientos, la determinación y el amor de Neusa por su trabajo le salvaron la vida a ese bebé y ¡tal vez a su madre también!
En un sistema de salud que funciona bien, las parteras y los doctores colaboran.
- Cuando una partera lleva a una mujer al hospital por una emergencia, debe poder quedarse con ella durante todo el parto. Así la mujer estará más dispuesta a buscar ayuda médica en caso de una emergencia, porque se sentirá más tranquila y protegida. Además, la partera podrá observar cómo se tratan las emergencias en el hospital y aprender de esa experiencia.
- Las parteras, los doctores y otros trabajadores de salud deben hablar entre sí sobre los problemas de salud que son frecuentes en su comunidad, y sobre la forma en que cada quien puede ayudar a solucionar esos problemas.
- Las parteras deben poder hacerles preguntas médicas a los doctores y ellos deben contestarles sin reserva. Los doctores y hospitales pueden darles capacitación y equipo a las parteras.
a las parteras a usar la oxitocina correctamente.
En el hospital
Los hospitales tienen sus propios procedimientos y reglas. A usted le parecerán extraños hasta que tenga experiencia con ellos.
Si puede acompañar al hospital a una mujer que tiene problemas, aprenderá algo sobre los procedimientos y las técnicas, y así podrá explicárselos a la mujer y su familia. Tal vez incluso pueda ayudar a cambiar los procedimientos que no son necesarios.
Aprenda de los hospitales
Observe todo lo que pasa en el hospital. Cuando pueda, haga preguntas.
Explique lo que está sucediendo
Explíquele a la mujer y a su familia por qué se está haciendo cada procedimiento. Asegúrese de que la mujer entienda el tratamiento y esté de acuerdo en recibirlo.
Luche por cambiar las prácticas innecesarias, irrespetuosas o dañinas
Algunas prácticas que son comunes en los hospitales no son necesarias. Pueden causarle molestias a la mujer sin aportarle ningún beneficio. Por ejemplo, no es necesario rasurarle el vello púbico a una mujer antes de un parto normal. Otra práctica frecuente es hacerles una episiotomía a todas las madres. Se hace la episiotomía para abrir más la abertura de la vagina de manera que el bebé tenga suficiente espacio a la hora de nacer. Pero es raro que sea necesario y puede causar problemas. Por ejemplo, la episiotomía puede causar un desgarro profundo que llegue hasta el recto y que quizás no cicatrice tan bien como un desgarro pequeño.
Si usted tiene una buena relación con un hospital, tal vez pueda sugerir algunos cambios. Probablemente tendrá más éxito si sólo sugiere un cambio a la vez. Estos son ejemplos de las cosas que usted podría sugerir:
- Explicar los procedimientos claramente a todas las personas que se atiendan.
- Permitir que las mujeres coman y beban durante el parto.
- Permitir que las mujeres se sienten, se paren o caminen durante el parto (de hecho, ¡hay que animarlas a que hagan esas cosas!).
- Dejar que las mujeres den a luz sentadas, acuclilladas o paradas.
- Evitar las operaciones y los procedimientos que no son necesarios (como las episiotomías y las cesáreas de rutina).
- Permitir que las mujeres tomen en brazos a sus bebés en cuanto nazcan y animarlas a que les den el pecho de inmediato.
- Los bebés deben estar con su madre y no en una sala de recién nacidos, a menos que haya una emergencia.