Hesperian Health Guides

Rehabilitación de tierras dañadas

En este capítulo:

A veces la tierra está tan dañada que parece imposible rehabilitarla hasta un estado saludable. En lugares donde la tierra buena se ha convertido en desierto, o donde las sustancias químicas en el suelo imposibilitan el crecimiento de las plantas, la tierra podría tardar cientos de años en restaurarse. Sin embargo, en muchos casos, gracias a un trabajo cuidadoso, podemos ayudar a que se recupere.

Nadie puede forzar a la tierra a ser productiva. Aun los fertilizantes químicos son efectivos sólo durante cierto tiempo, hasta que la tierra ya no produce más. Sin embargo, si prestamos atención a los ciclos naturales, podemos ayudar a crear las condiciones que la tierra necesita para que se restaure ella misma a un estado saludable y fértil.

Sucesión natural

A veces la mejor manera de rehabilitar la tierra es dejarla como está, o ayudarla a recuperarse aplicando medidas sencillas. Se puede hacer mucho para la recuperación de la tierra si construye cercas, coloca avisos para mantener a la gente fuera del lugar o reduce el ganado que pasta en los terrenos. Cuando se protege a la tierra y las condiciones son apropiadas para que la vida retorne, las plantas vuelven a crecer de acuerdo con su orden natural, una situación que se conoce como sucesión natural. Este proceso puede tardar muchos años, incluso varias generaciones.

un árbol alto.

La sucesión natural NO restaurará la tierra si:

Plantas y árboles nativos y no nativos

Las plantas nativas (plantas del lugar) crecen fácilmente en las condiciones locales. También preservan la biodiversidad porque atraen y cobijan los insectos, aves y animales nativos.

A veces las plantas y los árboles no nativos se vuelven populares porque crecen rápido, producen buena madera o mejoran el suelo. Árboles como el eucalipto, pino, teca, nim y leucaena se han sembrado en todo el mundo.

Pero la siembra de árboles y plantas no nativos puede ocasionar problemas ya sea porque utilicen demasiada agua subterránea, compitan por el agua y los nutrientes con los cultivos y los árboles nativos, se diseminen fuera del lugar donde uno los desea, o hagan que los animales y los insectos busquen otros lugares para vivir. Cuando las plantas no nativas se establecen, es difícil restaurar la tierra mediante la sucesión natural.

Sucesión natural

Ilustración de lo siguiente: Lluvia y sol sobre tierra partida y árido.
Ilustración de lo siguiente: lluvia y sola en el suelo con unas plantas pequeñas.
1. Tierras degradas con suelos empobrecidos y sin plantas vivas. 2. Plantas pequeñas y resistentes conocidas como pioneras crecen de nuevo, primero en los lugares donde se acumula la tierra. Las plantas pioneras retienen agua y atraen insectos y aves.
Ilustración de lo siguiente: Lluvia y sola sobre plantas pequeñas, pájaros, e insectos.
Ilustración de lo siguiente: Raíces de plantas crecen abajo de la tierra.
Ilustración de lo siguiente: Plantas y un árbol con raíces profundas.
3. El agua se asienta en pequeños estanques formados por las plantas pioneras, trasfiriendo semillas y nutrientes. Las aves traen más semillas. 4. Crecen plantas más grandes y árboles. Las raíces de las plantas rompen la tierra compactada. La tierra se acumula y retiene más agua. 5. Vuelven a crecer plantas más grandes y arbustos y la tierra se rehabilita.
Cómo hacer bolas de semillas

Un método simple para rehabilitar la vida de las plantas en un sitio erosionado consiste en utilizar bolas de semillas. Recoja cada año semillas silvestres. Los niños son muy buenos para recoger semillas, y es una actividad educativa divertida. Junte la mayor cantidad posible de semillas de diferentes tipos de las plantas nativas del lugar. Con estas semillas y con un poco de tierra, prepare unas bolitas. Mezcle:

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1 parte
de semillas
mezcladas.
2 partes
de composta cernida
o tierra para plantas.
3 partes
de arcilla, cernida hasta
que no contenga piedras.
Un poco
de
agua.

Mezcle las semillas con material de composta (abono orgánico) o con tierra para la siembra y a continuación añada arcilla. Añada sólo la cantidad necesaria de agua para que la mezcla esté húmeda. Si se añade demasiada agua las semillas se abrirán demasiado rápido. Prepare las bolitas con esta mezcla y deje que se sequen al sol durante unos cuantos días.

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Justo antes o durante la época de lluvias, vaya al lugar donde quiere restaurar las plantas y arroje allí las bolitas. Haga primero unos surcos a lo largo de las curvas de nivel de las laderas o construya algún tipo de barrera para dirigir la escorrentía de agua y ayudar a las semillas a germinar y crecer.

Las semillas germinarán cuando llueva. La composta brinda los nutrientes y la arcilla evita que las semillas se sequen y los ratones o las aves se las coman, o que el viento se las lleve. Después de un año, las nuevas plantas producirán sus propias semillas, y muy pronto crecerán plantas nuevas. La tierra se acumulará alrededor de las plantas, evitando la erosión. Pronto aparecerán otros tipos de plantas. Si no se perturba el lugar, después de muchos años los terrenos estarán rehabilitados.


Una ayuda para que los árboles se siembren solos
Una mujer sentada debajo de un árbol muerto.

En Somalia, África del Este, hay pocos árboles porque el clima es muy seco, desértico. La cantidad de árboles ha disminuido más aún porque los pocos que crecen se han cortado para hacer carbón. Parte de éste carbón lo utilizó la gente somalí, aunque la mayor parte se vendió a otros países. Cuando Fátima Jibrell se dio cuenta de este problema, lanzó una campaña para evitar la venta de carbón a otros países. “Si no tenemos suficiente para nosotros mismos”, dijo, “no podemos darnos el lujo de dejar que otros exploten nuestros recursos”.

Aunque la campaña de Fátima tuvo éxito, para entonces ya no quedaban más que unos cuantos árboles. Así que ella lanzó otra campaña para estimular la siembra de árboles nuevos en Somalia. Creía que lo mejor para reducir la pobreza extrema de sus compatriotas era reforestar para que Somalia volviera a tener árboles.

Un árbol al lado de una cerca baja de piedras.

La tierra en Somalia es muy caliente y seca, por lo que es difícil sembrar árboles. Además, la mayor parte del pueblo en Somalia se desplaza de un sitio a otro según la época del año, así que no era posible esperar que la gente sembrara los árboles y se ocupara de ellos. Tomando esto en cuenta, Fátima comenzó a enseñar a la gente para que construyeran cercas de piedra de poca altura a medida que recorrían el país. Aunque la tierra es muy plana, Fátima creía que el agua encontraría la forma de fluir a los lugares más bajos para que germinara allí la vida. Durante la corta estación de lluvias, gracias a estas cercas de piedra, el suelo pudo desarrollar nutrientes y las plantas y los árboles comenzaron a crecer por sí solos. Ahora crecen más árboles en Somalia que hace muchos años.