Hesperian Health Guides

Contar cuentos un ejemplo

En este capítulo:

En muchos lugares se enseña por tradición a través de historias. Muchas de las cosas que creemos las hemos aprendido a través de las historias contadas por nuestros padres, amigos y profesores. Eso es bueno, pero a veces las historias hablan de algunas cosas falsas. Por ejemplo cuando una mujer está embarazada oye muchos mitos sobre el embarazo: como por ejemplo que es normal que se tengan problemas de dientes durante el embarazo.

Vamos a contarles una historia para que vean cómo eso no es tan cierto.

Un cuento: Los dientes de Lupita

Lupita era promotora de salud dental en su comunidad. Ella era joven y a todos les agradaba porque era cuidadosa y sabía hacer obturaciones y sacar dientes sin lastimar a las personas. Ella también pasaba bastante tiempo enseñando a otros cómo evitar los problemas dentales. “Cepille sus dientes todos los días”, decía en el puesto de salud, en la escuela, en las reuniones de la comunidad. “Coma una dieta variada, principalmente mucha fruta, legumbres y verduras. Dulces, chocolates, refrescos y café con azúcar acaban con los dientes”.

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Cuando Lupita tenía 23 anos, se casó y pronto quedó embarazada. Al mismo tiempo comenzó a tener problemas con los dientes. Vio que las encías sangraban cuando se limpiaba los dientes y que tenía algunas caries pequeñas. Como promotora de salud dental, le avergonzaba tener problemas con sus propios dientes, pero una mujer mayor le dijo: “Es normal que pierdas los dientes por el embarazo, bien Io dice la gente: cada hijo cuesta un diente”.

Un día Lucía, una promotora de salud dental de otra comunidad, visitó a Lupita. Como Lucía ya tenía un bebé, Lupita aprovechó para preguntarle sobre los bebés y el embarazo. Lupita le contó que ya tenía, como era normal, muchos problemas con los dientes.

“¿Pero, por qué dices que es normal?” le replicó Lucía. “Bueno, porque ya me dijeron que por cada hijo un diente”.

“¡Pero eso no es verdad!” respondió Lucía. “Te achacas tus problemas de dientes a tu embarazo, pero te apuesto que las caries te están apareciendo como a todo el mundo”.

“¿Por los mismos motivos que la demás gente?” “Sí”, dijo Lucía, “¿Cuántas veces comes ahora que estás embarazada?” “Mucho más que antes — ahora como más veces al día”, dijo Lupita.

“¿Y la limpieza de tus dientes, es igual?” “No, ahora estoy más cansada... ¡Eso! ¿será que estoy teniendo problemas por esa razón?

¿Cómo lo sabes Lucía?”

“Porque tuve los mismos problemas, Lupita. Yo tuve una infección severa en un diente y la infección pasó a otros lados. En el Centro de Salud me explicaron que no es el embarazo el que provoca problemas dentales y que es peligroso tener problemas con los dientes durante el embarazo. iTienes suerte de no haber perdido tu bebé! Eso puede pasar cuando no se tratan esas infecciones. Tienes que ir ahora mismo a tratarte esas caries”.

“¿Quieres decir que vaya antes que nazca el bebé?”

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“Claro”, dijo Lucía. “Tu debes cuidar mejor tus dientes. Por el embarazo tus encías están más débiles y se pueden infectar más. Tienes que cuidar más tus dientes y tu comida. Debes enjuagarte bien la boca con agua salada. Si no puedes conseguir frutas y verduras frescas, entonces toma comprimidos de vitamina C.

Lucía le ofreció a Lupita hacerle una limpieza dental y obturarle las caries. Las encías de Lupita comenzaron a sangrar con el tratamiento, pero Lucía le explicó:

“Al principio van a sangrar más, pero si están limpias siempre, se van a ir haciendo fuertes. Las encías que sangran son peligrosas para una mujer embarazada, porque puede aumentar la anemia”.

“¿Y si un diente tiene un absceso, me lo puedo quitar antes de tener al bebé?”, preguntó Lupita. -”Sí”, dijo Lucía, “aunque en los primeros meses de embarazo hay que tener cuidado porque mucha anestesia puede perjudicar al bebé”.

3. Presente sus ideas en forma sencilla y corta

En lugar de enseñar demasiadas cosas a medias es mejor tratar pocas cosas pero bien presentadas. Después de saber cuáles son los problemas que la gente piensa que son los más grandes, considere qué información les puede ayudar a resolverlos. Después piense cómo puede transmitir esa información. Trate de hacer lo siguiente:
  • Utilice palabras sencillas. Si tiene usted que usar una palabra grande o difícil, trate siempre de explicarla.
  • Enseñe a la gente cuando esté más dispuesta a aprender. Una persona enferma, por ejemplo, tiene interés de saber cómo prevenir su propia enfermedad, para que ya no le vuelva a dar. Seguramente no se olvidará.
  • Repita las ideas más importantes varias veces. Siempre que usted

enseñe cómo mantenerse sano, insista en la importancia de comer buenos alimentos y conservar los dientes limpios. La repetición ayuda a la gente a recordar.

4.Enseñe en el lugar donde la gente acostumbra reunirse

El saber dónde enseñar algunas veces es tan importante como el cómo enseñar. En lugar de pedirle a la gente que vaya a la clase que usted ha organizado, mejor vaya usted a donde están ellos. Busque maneras de participar en su modo de vivir. Tanto ellos como usted se beneficiarán. Ellos harán más preguntas, y usted aprenderá sobre cómo trabajar con la gente para resolver mejor sus problemas.
Platique con la gente donde se reúnen cerca de sus casas.
Platique con las mujeres en el Centro de Salud, en el mercado y en sus reuniones en la iglesia. Es DENT Ch2 Page 17-1.png Platique con los hombres donde se reúnen para discutir sus asuntos. Vaya también a sus juntas de trabajo.
Enseñe a hombres y mujeres en los grupos de lectura.

5. Enseñe algo que la gente pueda hacer inmediatamente

Es importante explicar a la madre cómo debe limpiar los dientes de su hijo, pero es mucho mejor demostrarle cómo hacerlo. Ella recordarà mejor si ve cómo usted le limpia los dientes al niño.


Una mejor manera de que una madre aprenda, es hacer que ella misma limpie los dientes de su hijo mientras usted la observa. Se aprende mejor si Io hace usted mismo..

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Escoja un niño y límpiele los dientes mientras la madre observa.

Utilice un cepillo suave (para un niño pequeño un pedazo de tela limpia) y limpie sus dientes en forma suave pero rápidamente. Hágalo lo mejor que pueda aunque el niño llore un poco.

Si las mamás hacen de eso un hábito, los niños se acostumbrarán a que les limpien los dientes y pronto cooperarán de la misma manera como cooperan para que los despiojen o los bañen.
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Ahora pida a la mamá que limpie los dientes de su hijo. Enséñele a limpiar todos los lados de cada diente. Pídale que haga lo mismo en casa todos los días. En la próxima visita, vea los dientes de los niños y revise cómo están limpiándolos las madres. Siempre reconozca y anime a aquellas que lo están haciendo bien.