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Reducir y retirar las sustancias químicas tóxicas
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- El lavado al vapor con detergente puede ser igual de eficaz que los limpiadores o disolventes químicos.
- Los procesos y las técnicas más limpias y eficientes pueden reducir la necesidad de usar sustancias químicas para limpiar y eliminar las grasas.
- Las pinturas con bajo contenido de disolvente y alto contenido de pigmentos, así como los revestimientos con bajo contenido de disolvente ambos pueden recubrir el mismo número de piezas utilizando menos disolvente. Estos revestimientos también se secan más rápido.
- Con una brocha, rodillo, jeringa, esponja, cucharón u otra herramienta se puede al aplicar menos sustancia. Si el trabajador usa menos sustancia química, se desperdicia menos y deja menos que hay que limpiar.
- Limpiar el exceso de sustancia química después de aplicarla protege a otros trabajadores de estar expuestos al producto. Por ejemplo, pasar un trapo para limpiar el exceso de aceite de las piezas labradas a máquina impide que el aceite se disperse a otras superficies que más adelante tendrían que limpiarse.
- Limpiar solo las manchas requiere menos limpiador o disolvente que limpiar toda la pieza.
Sumario
Encuentre sustancias químicas más seguras
Su fábrica debe usar las sustancias químicas menos potentes y menos peligrosas que sirvan para realizar el trabajo. Por ejemplo:
- Use disolventes de hidrocarburo no clorados, en lugar de disolventes clorados como cloruro de metileno o TCE (tricloroetileno).
- Use limpiadores, gomas, pinturas, tinturas y revestimientos a base de agua, en lugar de productos que contienen un disolvente.
- Use ácidos de menor potencia y baños y lavados alcalinos. Muchas veces son igual de eficaces como los de mayor potencia. Use gránulos plásticos o de metal pequeños en lugar de arena para eliminar el polvo de silicio.
- Use vehículos con motores eléctricos dentro de la fábrica en vez de aquellos que producen vapores tóxicos al quemar diésel, gasolina o gas comprimido.
Ahora usamos una sustancia química más segura
Nuestra fábrica en México produce popotes para beber de plástico en forma de los nombres de personas. Son un producto bastante ridículo, aunque no hubo nada ridículo sobre cómo afectaron para nuestra salud.Todos teníamos los mismos problemas de salud. Sospechamos que estos problemas eran causados por las sustancias químicas que usamos para fusionar los popotes. Los envases que usamos no traían etiquetas, así que les pedimos a los trabajadores de la bodega que nos dieran una sacada de los envases grandes.
Todos teníamos los mismos problemas de salud. Sospechamos que estos problemas eran causados por las sustancias químicas que usamos para fusionar los popotes. Los envases que usamos no traían etiquetas, así que les pedimos a los trabajadores de la bodega que nos dieran una sacada de los envases grandes.
Platiqué con mi vecina Miriam, que siempre sabe qué hacer. Ella nos llevó con la etiqueta hasta la oficina del Comité Fronterizo de Obreras (CFO), una organización que apoya a los trabajadores de nuestra región. El CFO tenía una caja llena de fichas de información sobre sustancias químicas. Encontramos la ficha correspondiente al cloruro de metileno. Era muy difícil de entender. La organizadora del CFO nos explicó el significado de todos los términos científicos, y así supimos que el cloruro de metileno tiene otros efectos además de irritar la garganta y producir dolores de cabeza: ¡puede dañar el hígado y causar cáncer!
Cuando el jefe se negó a solucionar este problema, llevamos la información sobre el cloruro de metileno a la oficina local de la PROFEPA, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente. Les pedimos que inspeccionaran la fábrica.
Tuvimos que insistirles varias veces. Por fin, los inspectores vinieron, pero se lo anunciaron al jefe por adelantado. Justo antes de la inspección, el jefe reemplazó el cloruro de metileno con otra sustancia química.
El jefe decía que no quería contaminar el aire exterior, ¡pero no le importaba si nosotros respirábamos sustancias químicas peligrosas todo el día dentro de la fábrica!
La PROFEPA nunca le exigió al jefe instalar los extractores de aire locales. Pero después de la inspección el jefe siguió comprando el disolvente menos peligroso, aunque era más costoso.
Prohibir las sustancias químicas más peligrosas
Algunas sustancias químicas son demasiado peligrosas para usarse en las fábricas o en cualquier otro lugar. Gracias a muchos años de protesta por parte de las trabajadoras y los trabajadores, los profesionales en salud y seguridad ocupacional, los médicos y los defensores de la salud, muchos países ahora prohíben el uso de algunos de productos peligrosos:
- El plomo y otros metales tóxicos en los pigmentos, colorantes, pinturas y otros revestimientos.
- El fundente de colofonia para soldadura.
- Los disolventes como los éteres glicólicos, el cloruro de metileno, el benceno y el tetracloruro de carbono.
- El diésel y la gasolina quemados en motores utilizados en interiores, por ejemplo en montacargas.
- La arena para el pulido con chorro.
Los fabricantes han desarrollado productos y procesos más seguros que no dependen de estas sustancias químicas peligrosas. Y ahora los trabajadores, ambientalistas y empresas responsables están tratando de prohibir estas sustancias peligrosas:
- El uso del plomo, el cromo hexavalente y el cadmio en la industria electrónica, incluida la soldadura.
- Los disolventes de hidrocarburos clorados y fluorados (halogenados).
- Los plásticos hechos de cloruro de vinilo (PVC).
- Los retardadores de llama brominados.
Prohibir las sustancias químicas muy dañinas no solo protege a los trabajadores encargados de la producción sino también a los que se encargan del reciclaje y a los consumidores, y además protege nuestro aire y nuestra agua de contaminación tóxica.