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Distribución de energía
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El problema con los métodos actuales de producción de casi toda la electricidad no sólo es que son contaminantes, sino que la electricidad se produce a escala muy grande para enviarla a grandes distancias, lo cual es muy costoso. Debido a que el sistema de transmisión es tan costoso, las comunidades pequeñas tienen que esperar años para que la red eléctrica nacional llegue hasta ellas. Así que la mayor parte de la electricidad va a los grandes usuarios: la industria y las ciudades.
La energía limpia eólica (del viento), solar e hidráulica (del agua) puede producirse en pequeñas cantidades a bajo costo y puede por lo tanto emplearse con más facilidad cerca de donde se produce. Las comunidades que consumen energía limpia pueden controlar sus propios recursos energéticos. Si la electricidad se produce localmente a partir de la luz solar, el agua de las represas pequeñas o el biogás, se reduce la dependencia en los combustibles fósiles y en las costosas redes de transmisión de alto voltaje. También se evita que las lejanas agencias estatales o grandes empresas establezcan los precios y controlen la distribución de la energía.
Las energías limpias son más efectivas cuando se combinan diferentes fuentes para obtenerlas, ya que si una fuente no está disponible, por ejemplo no hay sol en un día nublado, o no hay agua con corriente fuerte durante la época de sequía, habrá otras posibilidades disponibles para producir la energía.
La energía de los combustibles fósiles produce electricidad pero también distribuye dependencia y contaminación. Las energías limpias, por el contrario, producen electricidad y distribuyen independencia, autosuficiencia y sostenibilidad.
Clínicas rurales con energía eléctrica solar
En una remota región de Birmania, cerca a la frontera con Tailandia, la gente del grupo étnico karen se mantiene en una constante lucha con los militares. Debido a la opresión de la cual son objeto, ninguna organización gubernamental o no gubernamental (ONG) puede proveer atención médica en esta región. Sin embargo, los grupos karen del lado de Tailandia han creado una red de médicos que ejercen sus labores en 35 clínicas, prestando sus servicios a más de 100 mil personas de la región. Los médicos tratan a las víctimas de las minas terrestres y a otros heridos en el conflicto, y también tratan otros problemas de salud.
Tres ONG, un grupo local llamado Equipo de Energía Verde de la Frontera, Green Empowerment (“Empoderamiento Verde”) y Sun Energy Power International (“Energía Solar Internacional”) trajeron paneles solares y baterías hasta la frontera y enseñaron a algunos pobladores karen, a refugiados y médicos, a armar y utilizar estos equipos, que los médicos llevaron a varios lugares de la selva. En la actualidad las 35 clínicas ubicadas en la zona de guerra tienen electricidad para alimentar las fuentes de iluminación, las computadoras portátiles y los equipos médicos, y los pobladores saben ahora cómo reparar y mantener sus propios sistemas de energía solar.