Hesperian Health Guides

Comunicarse para tener relaciones más saludables

En este capítulo:

Las diferencias en la sexualidad implican que cada persona necesita algo diferente en una relación. Para que las relaciones sean saludables —especialmente las relaciones sexuales— es importante que las personas puedan expresar lo que necesitan o quieren, y confiar en que la otra persona les va a entender. Por ejemplo, una mujer necesita poder decirle a su pareja si quiere o no tener sexo, qué la hace sentirse cómoda y qué no, qué le da placer, si quiere usar condón o alguna otra protección y cualquier otra cosa que la ayude a sentirse bien sobre la relación. Juntos deciden si van a tener sexo. Esto se llama negociación. ¡Una persona no puede decidir por las dos!

dos mujeres teniendo una conversación.
Si yo tuviera el valor, le diría que cuando me chupa allá abajo se siente más rico que cuando su pene está dentro de mí.
Yo creo que mi compañero sintió alivio cuando le llevé la mano a donde yo quería y ya ahí él pudo encontrar el ritmo que a mí me gusta ¡Y todo pasó sin que yo dijera una sola palabra!
Hablar en grupo ayuda a las mujeres y a los hombres a entender las diferencias sexuales

Una organización llamada Estrategias para la Esperanza da talleres llamados “Hora de Hablar” para ayudar a que las mujeres y los hombres hablen honestamente entre sí sobre sus expectativas. Primero, les invitan a reunirse en grupos separados para hablar sobre sus preferencias y deseos en las relaciones sexuales. Después se reúne todo el grupo para intercambiar ideas y entender mejor sus diferencias.

un hombre hablando con un grupo de hombres mientras, cerca, una mujer habla con un grupo de mujeres.
Nos gustaría que nuestras esposas fueran más sensuales pero nos da pena pedírselos, por eso vamos con trabajadoras del sexo. Ellas saben cómo hacernos sentir como hombres de verdad.
Nosotras somos las que sabemos más sobre las mujeres. ¿Qué queremos que los hombres sepan sobre las mujeres? ¿Qué queremos, tememos y vivimos realmente en nuestras relaciones?

Una persona de cada grupo anota las ideas que comparten los hombres y las mujeres cuando se reúnen por separado. Después de que cada grupo presenta sus ideas, las mujeres pueden opinar sobre lo que dijeron los hombres, y los hombres pueden opinar sobre lo que compartieron las mujeres. Estas son algunas de las cosas que un grupo de mujeres y hombres en Malaui y Zambia compartieron durante estos talleres:

Los hombres quieren que las mujeres sepan que:

  • El sexo está por encima de todo. El amor amigable y cariñoso es menos importante.
  • Quieren sentirse bienvenidos cuando llegan a casa. También quieren que se les reconozca y agradezca lo que hacen bien.
  • Les gusta que las mujeres mantengan limpios sus hogares y a ellas mismas.
  • Quieren tener secretos que no les cuentan a sus esposas, por ejemplo sobre sus ingresos y sobre otras relaciones personales.
  • Tienen miedo de la impotencia sexual y de que otros hombres tengan sexo con “sus” mujeres.
  • Tienen miedo de parecer débiles si la mujer es fuerte o segura de sí misma.


Las mujeres quieren que los hombres sepan que:

  • El amor amigable y cariñoso es lo más importante.
  • Quieren que sus esposos mantengan a la familia de manera fiable.
  • Desean que sus esposos lleguen a casa después del trabajo y hablen con ellas sobre las cosas que son importantes para ellos.
  • Tienen miedo de que las golpeen o abandonen, que sus esposos tengan otras mujeres, que las pongan en ridículo frente a otra gente o que tengan exigencias inaceptables.


En la reflexión en grupo, los hombres descubrieron que a las mujeres les gusta más que las toquen, y que la estimulación sexual de las mujeres toma más tiempo que la de los hombres. Ellos no sabían esto antes del taller. Los hombres dijeron que nunca se habían sentido responsables de la estimulación y el placer de las mujeres, pero que estaban dispuestos a aprender.

Tanto los hombres como las mujeres se dieron cuenta de que el sexo puede ser mejor para los dos cuando los derechos y las responsabilidades de ambos están más equilibrados. Les gustaría poder hablar con su pareja acerca de lo que les da placer. Pero los hombres y las mujeres tienen miedo de ser humillados por romper con las normas culturales o de ser acusados de adulterio o infidelidad. Este taller también resaltó que las mujeres pueden recibir apoyo de sus amigas pero en cambio, los hombres se sentían solos y sin apoyo por no tener a quién confiarle sus problemas.

Desarrollar la autoestima para hablar sobre el sexo con la pareja

A menudo a las niñas se les enseña desde pequeñas que deben aceptar lo que se les da y nunca pedir lo que quieren, ya sea el tipo de comida que les gusta, o su deseo de ir a la escuela o las tareas del hogar que les tocan. Se supone que las niñas y las mujeres no deben saber nada del sexo, y por eso es difícil que ellas puedan pedir lo que quieren cuando hablan de sexo con su pareja. Si una joven soltera quiere tener sexo, quizás piense que tiene que actuar como que sucedió sin haberlo planeado, lo que hace que sea más difícil negociar.

Aprender y practicar la comunicación asertiva puede ayudar a las mujeres a negociar lo que necesitan o quieren, especialmente en sus relaciones sexuales. Las siguientes páginas ofrecen algunas ideas para prepararse para hablar de forma clara sobre el sexo con la pareja.

Actividad Practiquemos cómo hablar sobre el sexo con nuestras parejas

Este sociodrama ayuda a las mujeres a sentirse más cómodas al decir lo que quieren o necesitan. También les puede ayudar a negociar para que se respeten sus derechos a la salud y al placer. (Vea las instrucciones sobre los sociodramas.)

  1. Pídale al grupo que piense en las situaciones donde las parejas pueden hablar sobre sus diferentes necesidades y expectativas dentro de la relación. Por ejemplo:
    • La mujer quiere que las relaciones sexuales duren más tiempo y el hombre no quiere hacer nada que no se sienta natural para él.
    • Una mujer quiere tener sexo para embarazarse, pero el hombre quiere usar condón.
    También puede usar una de las historias que haya surgido de la actividad Cambiar historias, cambiar vidas, o inventar historias nuevas.
  2. Hagan un sociodrama sobre una o más de estas situaciones o historias.
  3. un hombre y una mujer en una conversación de sociodrama.
    Cuando llego a casa del trabajo, quiero tener sexo inmediatamente.
    ¿Te acuerdas de que pasábamos horas besándonos? Extraño eso.



  4. Después de los sociodramas, hablen sobre la forma en que las parejas hablaron sobre el sexo en cada situación. Aquí hay algunas preguntas de reflexión:
    • ¿Qué tan realistas fueron los sociodramas? ¿Así negociaría una pareja en la vida real?
    • ¿Qué temas fueron incómodos? ¿Por qué?
    • ¿Qué diferencia hubo entre la manera en que negociaron las mujeres y los hombres?
    • ¿Cómo influyen los roles de género sobre las maneras en que las mujeres y los hombres negociaron?
    • ¿Fueron importantes el género, la edad, la etnicidad o la discapacidad? ¿Por qué?
  5. Para terminar, pregúnteles a las integrantes del grupo qué aprendieron de esta actividad y si hay algo que piensan que van a tratar de cambiar en sus propias relaciones.

Las mujeres se dan confianza mutua para hablar sobre el sexo

La Asociación de Servicios Comunitarios de Salud (ASECSCA), una organización de salud comunitaria en Guatemala dirigida por personas indígenas, creó un programa de capacitación sobre salud sexual y reproductiva para promotoras de salud. En Guatemala hablar de sexo es tabú y se enseña que debe dar vergüenza y que es pecado. El programa fomenta el diálogo con mujeres jóvenes y mayores, solteras y casadas para reflexionar sobre los roles de género y cómo afectan su capacidad de negociar sobre el sexo y proteger su salud sexual.

En el grupo de mujeres casadas, las promotoras descubrieron que las mujeres no sentían que podían hablar del sexo con sus maridos porque les daba vergüenza, no tenían confianza en sí mismas y no sabían qué decir. Las mujeres también estaban preocupadas sobre lo que les pasaría si trataran de pedirles a sus esposos que usaran condones. Tenían miedo de que sus esposos se enojaran o que pensaran que estaban teniendo relaciones con otros hombres, o que les negaran apoyo de otras maneras.



Sin embargo, las promotoras capacitadas por ASECSCA facilitaron actividades y sociodramas que ayudaron a las mujeres a desarrollar buenos argumentos y aprender a negociar sobre el sexo con sus esposos. También pidieron consejos de ancianas y ancianos de la comunidad para reflexionar sobre prácticas y creencias. Al principio, se les hacía casi imposible imaginar tener estas conversaciones. Pero después de participar en los talleres durante 2 meses, las mujeres adquirieron la práctica necesaria para hablar sobre el sexo. Al compartir experiencias con las demás, aprendieron más sobre sus cuerpos. Su confianza en sí mismas aumentó y aprendieron a negociar de forma asertiva y clara sobre los temas que eran importantes para ellas, como cuándo tener sexo o el hecho de que querían que sus esposos usaran condones.

Antes de participar en los talleres, muchas mujeres pensaban que el sexo era una obligación. Después de ver que eran capaces de hablar sobre temas sexuales con sus esposos, comenzaron a sentir que sus relaciones deberían basarse en el placer y el respeto mutuo, y se dieron cuenta de que esto podía ser posible.

Desde entonces, muchas mujeres han dicho que sus relaciones sexuales son más placenteras, tanto para ellas como para sus esposos, y que sus matrimonios son más felices y sus familias están más unidas.

un hombre y una mujer hablan en cama.

Actividad Sí, tal vez, no: Explorar nuestros deseos y límites

Esta actividad invita al grupo a pensar y a hablar sobre sus deseos y límites sexuales. Explorar estos temas es una manera importante de fortalecer la capacidad de las jóvenes o mujeres para negociar en sus relaciones sexuales.

Esta actividad funciona mejor con un grupo de mujeres jóvenes que se conocen y que ya se tienen confianza. Antes de empezar la actividad, hagan un acuerdo de que nada de lo que se diga se va a compartir con otras personas (vea Acuerdos para construir lazos de confianza durante las charlas para conocer más sobre los acuerdos de grupo).

Para prepararse: Dele 3 cuadritos de papel a cada participante: 1 cuadrito con una cara sonriente (Sí), 1 cuadrito con una cara seria o indecisa (Tal vez) y 1 cuadrito con el ceño fruncido (No).

ilustración de lo anterior: tres cuadritos de papel con caras dibujadas.
Tal vez
No
  1. Explique que todas van a pensar sobre lo que Sí quieren, lo que Tal vez están dispuestas a hacer y lo que No van a hacer. Una buena manera de demostrar esto es pidiéndoles a las participantes que mencionen en voz alta algo que les gusta comer, algo que tal vez estarían dispuestas a comer y algo que definitivamente no comerían. (Puede usar algunos ejemplos chistosos para que el grupo se ría.)
  2. Forme grupos de 3 a 4 participantes. Explique que todas van a pensar en actividades sexuales, sin importar que las hayan vivido o no. Pensarán en actividades sexuales que:
    • sí quieren o piensan que disfrutarían.
    • tal vez estarían dispuestas a hacer, si sus parejas estuvieran interesadas.
    • no harían y le dirían que no a sus parejas si se lo pidieran hacer.
  3. Después pídale a cada participante que trabaje sola durante unos minutos. Pida que cada mujer ponga los 3 cuadritos de papel frente a ella y que piense en diferentes actividades sexuales. Para cada una de las actividades sexuales va a poner un frijolito en el cuadrito que mejor refleje si es algo que sí haría, tal vez haría o no haría.
  4. ilustración de lo anterior: cuatro mujeres trabajan solas con frijolitos y cuadritos de papel.
  5. Pida que cada persona comparta con las demás en su grupo pequeño algo de cada uno de sus cuadritos. Deben escoger algo que pueden compartir sin pena. Dele al grupo unos cuantos minutos para compartir.
  6. Después pida que cada grupo reflexione sobre preguntas como las siguientes:
    • ¿Les costó trabajo pensar en lo que quieren y no quieren de una relación sexual? ¿Qué sintieron cuando pensaron en lo quieren y no quieren de una relación sexual? ¿Cómo se sienten después de hacer este ejercicio?
    • ¿Qué haría que fuera más fácil pedir lo que quieren?
    • ¿Qué haría más fácil poner límites y hacerle saber a su pareja lo que no quieren o no les gusta?
    • ¿Cómo se sienten sobre las cosas que están en su cuadrito de “tal vez”? ¿Cómo podrían encontrar un equilibrio entre las cosas que “sí” quieren y las que “tal vez” están dispuestas a hacer en una relación sexual?
  7. Después vuelva a reunir a todo el grupo. Haga preguntas como:
    • ¿De qué formas el saber más sobre sus propios deseos y límites les ayuda a sentirse más capaces de tomar decisiones que afectan su salud?
    • ¿En qué le ayudaría hablar sobre sus deseos y límites con su pareja (actual o en el futuro) para tener una relación más saludable?
    Antes de terminar el taller, recuérdeles a todas sobre los acuerdos que hicieron como grupo.

El método Paso a Paso crea cambios duraderos en las relaciones

Paso a Paso es un programa de capacitación que ayuda a las y los promotores de salud a dar talleres en la comunidad para hablar de los problemas personales y de las relaciones. Los talleres ayudan a la gente en las comunidades a hablar sobre las preguntas que tienen sobre el género y la sexualidad, y sobre cómo las creencias y valores afectan las relaciones. El programa dura de 10 a 12 semanas, y ayuda a las mujeres y a los hombres de todas las edades a cambiar su forma de actuar y lo que esperan de las relaciones, tanto de forma individual como en pareja.

En la primera sesión, los promotores se reúnen con toda la comunidad para hablar sobre las relaciones entre los hombres y las mujeres. Las personas que quieren hablar más sobre estos temas, forman grupos pequeños de 10 a 20 personas de aproximadamente la misma edad. Estos grupos afines pueden ser de mujeres mayores, mujeres jóvenes, hombres mayores u hombres jóvenes. Estar en grupos afines ayuda a la mayoría de las personas a hablar más abiertamente que en un grupo con ambos sexos o con gente mayor y jóvenes.

un grupo de doce mujeres tienen una conversación.


Los grupos afines se reúnen varias veces. Con la ayuda de facilitadores capacitados, cada grupo habla sobre los problemas en sus relaciones con el otro sexo y sobre sus posibles causas. Después se lleva a cabo una reunión con todos los grupos afines. Cada grupo presenta las ideas más importantes y las conclusiones a las que han llegado hasta ese momento.

Este proceso se repite 2 ó 3 veces, y cada grupo afín logra un entendimiento más profundo de los problemas que son importantes para sus integrantes. También exploran formas en las que pueden hablar sobre estos temas con sus parejas y con otros grupos. Cada vez que los grupos se reúnen, hay un mayor intercambio de información y de ideas. En todas estas reuniones la gente aprende cosas que nunca había sabido sobre los sentimientos y las experiencias de las personas en los otros grupos. Finalmente, se invita a toda la comunidad a una reunión donde cada grupo afín presenta lo que considera el problema más importante que necesitan resolver en sus relaciones. También piden ayuda a la comunidad para resolver estos problemas.

Debido al tiempo y cuidado que este proceso requiere, muchos grupos han recibido gran apoyo de la comunidad para crear cambios reales y duraderos en las formas en que los hombres y las mujeres se tratan entre sí.

El método Paso a Paso se usa en muchos países en todo el mundo, y más de 1.000 personas en 100 países pertenecen a una red de facilitadores y seguidores, llamada Práctica Comunitaria de Paso a Paso.

dos mujeres y dos hombres hablando.
Antes de participar nosotras ni siquiera sabíamos que teníamos derecho a decidir sobre algunos de los problemas más importantes en nuestra vida.
Nunca había imaginado que estaría dispuesto a hablar frente a un grupo sobre las relaciones sexuales.
Empezamos un Consejo Juvenil y participamos en las reuniones comunitarias.
Ahora damos charlas de salud sexual y reproductiva en las escuelas.


Esta página se actualizó el 01 feb 2021