Hesperian Health Guides
Crear un movimiento a favor de la salud
WikiSalud > Guía práctica para promover la salud de las mujeres > Capítulo 10: Construir un movimiento a favor de la salud de la mujer > Crear un movimiento a favor de la salud
Este libro contiene muchos ejemplos de personas que se han movilizado para mejorar la salud y la vida de las mujeres y niñas. A nivel mundial y también local, estas iniciativas forman un movimiento amplio y diverso por el derecho a la salud de todas las personas. Muchos años de organización han logrado la aprobación de diversos tratados internacionales que declaran que las mujeres y las niñas tienen derecho a contar con las condiciones necesarias para tener vidas sanas (vea el Apéndice A: Usar las leyes internacionales para defender los derechos de las mujeres). Además de estos acuerdos internacionales, muchos países tienen leyes que por lo menos en papel, garantizan que las mujeres y las niñas (y los hombres y los niños) tengan derecho a la atención de salud y a condiciones básicas para llevar una vida saludable.
En las siguientes páginas compartimos algunas estrategias que se han usado para defender el derecho a la salud de todas las personas.
Sumario
Exigir que los gobiernos rindan cuentas
Es la responsabilidad de los gobiernos asegurarse que los derechos de sus ciudadanos se respeten. En muchos lugares, los gobiernos también tienen la obligación legal de ofrecer atención de salud y otros servicios básicos, como el agua y el saneamiento. Exigir que los gobiernos defiendan los derechos de las personas y provean atención de salud y otros servicios básicos, puede ser el principal enfoque de la movilización comunitaria
Comités de salud comunitaria en todos los países
Hay activistas en todo el mundo que han luchado con éxito por el derecho a crear comités de salud comunitaria. Estos comités muchas veces trabajan con los gobiernos y los centros de salud para decidir qué proyectos de salud deben recibir financiamiento. También pueden ayudar a recaudar dinero para proyectos específicos, como capacitación para la promoción de la salud. El comité de salud puede evaluar los servicios del centro de salud y ofrecer recomendaciones por parte de la comunidad. Por ejemplo, el comité de salud puede evaluar si una muerte se pudo haber prevenido, responder a las quejas de la comunidad en contra del centro de salud y cuando se necesite, exigirle cuentas al centro de salud.
El comité de salud debe incluir a personas de la comunidad que representan diferentes experiencias y opiniones, en especial a personas que a menudo quedan excluidas de las conversaciones formales sobre las decisiones que afectan a toda la comunidad. Es importante establecer un proceso de toma de decisiones compartida entre los integrantes de la comunidad, las y los trabajadores del centro de salud y otras partes interesadas. Esto puede evitar discordia sobre quién tiene el poder de responder a los problemas y tomar decisiones. Para asegurar que todas y todos participen, anime a los integrantes del comité con más experiencia a guiar a quienes tienen menos experiencia. Las personas de la comunidad, incluso las y los jóvenes, deben saber cómo funcionan el sistema de salud y el presupuesto, para poder participar plenamente en la toma de decisiones.
Las y los activistas diseñan una ciudad más accesible
En Ekaterinburg, Rusia, los funcionarios del gobierno municipal desarrollaron un programa para que los edificios fueran más accesibles a las personas con discapacidad. Pero un grupo de personas con discapacidad se dio cuenta de que aunque el gobierno estaba tratando de ayudar, muchos de los lugares que habían cambiado aún no eran accesibles. Así que conformaron la Sociedad para la Movilidad Libre y se reunieron con los funcionarios para mostrarles cómo hacer más accesible la ciudad. Después el grupo fue invitado a formar parte del comité de planeación de la ciudad, y crearon guías de diseño para que los arquitectos hicieran más accesibles los edificios.Auditorías sociales
Las auditorías sociales son evaluaciones públicas sobre los servicios públicos, como la atención de salud o la educación, y qué tan bien satisfacen las necesidades de la comunidad. Una auditoría social sirve para mostrar problemas, generar atención de los medios y exigir mejoras. El proceso de las auditorías sociales consiste en reunir información por medio de entrevistas o encuestas, y compartir los resultados de forma pública. La encuesta puede incluir preguntas como: ¿Todas las personas reciben la misma calidad de atención? ¿Los servicios cubren las necesidades de la gente? ¿Cómo se usan los recursos? ¿Se disponen de medicinas y materiales?
Los representantes del centro de salud y las autoridades locales pueden unirse a las organizaciones comunitarias para llevar a cabo las auditorías sociales.
Los Tribunales de Salud del Pueblo mejoran los servicios de salud en la India
Un grupo de mujeres de “casta baja” en Bangalore, India, estaban enojadas cuando se enteraron que el centro de salud recibía dinero del gobierno para dar servicios de salud básicos que en realidad no ofrecían. Se unieron con otras activistas para hacer una auditoría de los servicios y medicinas que ofrecían, el horario de atención y el equipo disponible.
Las mujeres se unieron a la campaña pública de salud JSA y organizaron un Tribunal de Salud del Pueblo. El jurado del tribunal lo conformaban profesionales que apoyaban su causa y otros aliados. Ellos escucharon testimonios sobre las violaciones de los derechos de las personas. Las mujeres estaban orgullosas y emocionadas de testificar en el tribunal y hablar frente a casi 1.000 personas sobre su auditoría y cómo les negaron atención médica a las mujeres pobres. Compartir su experiencia y escuchar los testimonios de otras activistas las hizo sentirse más fuertes y capaces de continuar exigiendo mejoras al centro de salud.
Durante los siguientes 2 años, se organizaron Tribunales de Salud del Pueblo en muchas partes de la India. Las activistas de la campaña JSA compartieron los documentos que reunieron con la Comisión Nacional de Derechos Humanos de la India. La Comisión determinó que negar la atención de salud era un problema fundamental de derechos humanos e invitó a más de 100 delegadas de JSA y otros profesionales a testificar en una audiencia pública frente al Ministerio Nacional de Salud y altos funcionarios del gobierno. Al final de los testimonios, la audiencia promovió una declaración que reconoció el derecho a la salud de todos los ciudadanos de la India y recomendó aumentar el presupuesto de salud para garantizar la atención de salud de calidad.
Aún hay muchos cambios por hacer, pero el trabajo de las mujeres de Bangalore ya ha mejorado la atención de salud en la India y también ha inspirado a otras personas. Muchos activistas de salud en todo el mundo han organizado Tribunales de Salud del Pueblo para examinar las violaciones de derechos humanos por falta de servicios de salud, por los efectos devastadores de las industrias mineras y petroleras, y por los salarios de pobreza que reciben las mujeres trabajadoras en las maquiladoras de ropa.
Rendición de cuentas del presupuesto
Otra forma de hacer una auditoría social es supervisar el uso de los fondos públicos asignados a la atención de salud en su clínica comunitaria. Tener diálogos públicos sobre cómo se deciden las prioridades en el uso de los fondos y cómo el gobierno asigna dinero para estas prioridades también son maneras de exigir que el gobierno apoye el derecho a la salud de todas las personas.
La movilización de las integrantes de la comunidad en Vilcashuamán, Perú que describimos en el capítulo 2 es un ejemplo de un proceso de organización exitoso para lograr que se asignen fondos de gobierno para la salud de las mujeres de forma permanente. Sus esfuerzos de movilización ayudaron a que otras personas conocieran más sobre el presupuesto de salud del Perú.
Aprender sobre el presupuesto de salud ayudó a crear cambios en el Perú
Las mujeres de otra comunidad en el Perú, a cientos de kilómetros de distancia de Vilcashuamán, se enteraron del trabajo de Voces de Mujeres Vilca a través de la radio. Así fue que aprendieron que en el internet podían conseguir información sobre cómo se gastan los fondos de gobierno. Descubrieron que a pesar de que su comunidad recibía fondos para dar servicios de salud a las mujeres, el centro de salud local no ofrecía esos servicios. Estas mujeres organizaron una manifestación para exigir que la alcaldía diera más apoyo a la salud de las mujeres.
Desde entonces este grupo ha podido exigir cuentas de los líderes de su localidad y el centro de salud ha ofrecido más servicios de salud para mujeres.
Proteger los servicios de salud pública
Movilizarse para mejorar la salud de las mujeres incluye luchar contra la discriminación, la pobreza y las políticas del gobierno que no le dan prioridad a las necesidades de las mujeres y las niñas. Con frecuencia también incluye luchar contra las políticas del gobierno que permiten que las compañías privadas tomen el control y se enriquezcan de los servicios básicos que todos necesitan para vivir y estar saludables.
A diferencia de los gobiernos, las compañías privadas no le rinden cuentas al pueblo, a quienes se supone prestan sus servicios, y no permiten que las mujeres y los hombres de la comunidad tengan voz o voto en la manera en que dan los servicios. A su vez, las compañías solo están interesadas en cobrar lo más que puedan y dejan de dar servicios que no les producen ganancias, sin importar las necesidades que haya.
La privatización de los servicios públicos permite que los adinerados tengan aún más ganancias, mientras que la salud de las mujeres pobres y de sus hijos se ve más afectada.
Doctoras y doctores por la salud del pueblo:
Las marchas blancas en El Salvador
En El Salvador, las y los trabajadores de salud han luchado para mejorar los servicios de salud para todas y todos. Desde que terminó la guerra civil en 1992, los sindicatos de trabajadores de salud y sus aliados han resistido la privatización de la atención médica, mientras que luchan por reformas de salud y por mejorar el acceso a las medicinas.
A finales de 2002, se unieron doctores y enfermeras para organizar una huelga en contra de privatizar el sistema de salud pública. La privatización ocurre cuando los gobiernos contratan a compañías privadas para dar los servicios que antes daba el gobierno, o cuando el gobierno vende propiedades del estado, como escuelas u hospitales, a compañías privadas. Algunos hospitales ya habían sido privatizados en parte, y la presión política de la gente rica trató de forzar al gobierno a contratar compañías privadas para administrar gran parte del sistema de salud.
Aunque la privatización de la salud pública era algo nuevo en El Salvador, los trabajadores de salud y sus pacientes sabían qué podían esperar porque ya habían vivido la privatización de otras industrias. Cuando los sectores de energía y comunicación fueron privatizados, aumentó el precio de los servicios. Por eso los activistas sabían que la atención privada de salud iba a costar más e iba a llegar a menos personas comparada con los servicios administrados por el gobierno.
Así que las y los trabajadores de salud organizaron “marchas blancas” en las que marchaban con sus batas y uniformes blancos. Los aliados de las organizaciones de campesinos, estudiantes, trabajadores y de mujeres que participaron también se vestían de blanco. Los grupos de derechos de la mujer tuvieron un papel muy activo porque sabían lo importante que era la atención de salud para las mujeres así como la importancia de contar con trabajadoras y trabajodores de salud que apoyaran los derechos de las mujeres. La campaña duró 9 meses con marchas, vigilias, tomas de calles y edificios en todo el país. Finalmente, los sindicatos de servicios médicos y el gobierno firmaron un acuerdo para cancelar la privatización.
Cinco años después hubo un gran logro cuando un nuevo partido político llegó al poder. El Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) ganó la presidencia, en parte por la popularidad que logró con su apoyo a la lucha contra la privatización. El gobierno del FMLN reformó el sistema de salud para aumentar el acceso y la calidad de la atención de salud para el pueblo. También rompió el control de las corporaciones privadas sobre la distribución y venta de medicinas, y así logró aprobar una ley para reducir su costo. Todo esto fue posible por el trabajo colectivo de las y los trabajadores de salud y sus aliadas y aliados, quienes trabajaron por años en la movilización, educación y coordinación de protestas en la defensa del derecho de atención de salud.
Apoyar las luchas por la salud para todas y todos
El acceso a los alimentos nutritivos, el agua limpia, los servicios de salud, la vivienda digna, la educación, el trabajo seguro y remunerado y una vida sin discriminación, son condiciones que todos necesitamos para estar saludables. También son derechos humanos y la base de una sociedad justa. Los decretos y las leyes internacionales han reconocido estos derechos para todas las personas. Todas las mujeres y niñas tienen derecho a llevar vidas saludables y productivas, sin importar el color de piel, cuánto dinero tienen sus familias o si viven en un país pobre o rico.
El acceso a los servicios de salud que cubren todas las necesidades de las personas se reconoce como un derecho humano. Todas las mujeres y niñas tienen derecho a servicios de salud a precios accesibles que respeten sus tradiciones y que respondan a sus necesidades.
Hay muchas maneras de organizarse para mejorar la atención y el acceso a la salud de las mujeres. Las mujeres de Vilcashuamán en Perú (capítulo 2) querían reducir el número de mujeres indígenas que perdían la vida durante el parto. Esto lo lograron al fijarse metas y crear estrategias, formar alianzas, evaluar constantemente su trabajo y aprender de su experiencia. Las 3 mujeres de Ahmedabad, India (Capítulo 10) querían recibir atención médica para los problemas de salud relacionados con su trabajo. Ellas lograron esto al unirse con SEWA, una organización de base, y trabajar con ellas para crear alianzas con funcionarios del Ministerio de Trabajo, profesionales en salud laboral, trabajadoras y trabajadores de salud y otras mujeres trabajadoras.
Este libro describe muchas iniciativas: las comunidades que quieren cambiar los roles de género, las y los jóvenes que crean conciencia sobre la salud sexual, las y los artistas que usan títeres para la educación y movilizan a la gente para prevenir el VIH y los grupos de vecinos que le hacen frente a la violencia de género. ¡Estas iniciativas representan solo una pequeña parte de la movilización que sucede en todo el mundo!
Lo que estas iniciativas tienen en común es que las personas se unieron para hacer cambios, formar liderazgo desde las bases y desarrollar relaciones y conocimiento que les dan más poder para sus futuras luchas. Todas tuvieron dificultades y algunas incluso fueron amenazadas, pero al mantenerse comprometidas con sus metas, pudieron salvar vidas, mejorar la salud de muchas personas y lograr que sus comunidades fueran más justas y equitativas.
Al compartir sus ideas y experiencias, al igual que sus fracasos y éxitos, estas organizadoras también han provocado una reacción en cadena, ya que su trabajo informa, inspira y apoya a otras personas, ya sea en sus mismas comunidades o en otras. Mujeres y hombres de todas las edades en todas partes del mundo son ahora parte de un movimiento diverso y amplio a favor del derecho a la salud de todas y todos. Ellos –y nosotras– las invitamos a que se unan a esta importante lucha.