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Exigir que los sistemas jurídicos detengan la violencia

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En este capítulo:

Los sistemas de justicia, ya sean las leyes, los tribunales, la policía u otras autoridades, tienen la obligación de actuar en conjunto para apoyar el derecho de las mujeres y de todas las personas a vivir sin violencia. Pero no es común ejercer ese derecho, mientras que la violencia de género continúa siendo demasiado común. A menudo las leyes que protegen a las mujeres no se aplican y el sistema legal hace que las víctimas sientan que la violencia que sufrieron fue su propia culpa. En muchos lugares, no existen leyes contra la violencia de género o si las hay, son deficientes y necesitan ser mejoradas.

Educarse sobre las protecciones legales

Los sistemas legales juegan un papel fundamental para detener la violencia en una comunidad. Pero a menudo es difícil entender cómo responde cada parte del sistema de justicia a la violencia de género. Para luchar contra la violencia de género de manera más efectiva, la gente necesita educarse sobre las protecciones legales que existen, y la gran diferencia que hay entre cómo están escritas y cómo se implementan. Así podemos desarrollar mejores leyes, hacer que se cumplan y cambiar las actitudes y comportamientos de la gente.

Actividad Investigación en grupo sobre las funciones y obligaciones de las autoridades locales

Lea tanto como pueda sobre la ley relacionada con la salud para prepararse. Si es posible, busque a una persona que conozca bien el sistema jurídico para que la apoye y sea una persona de referencia. Esta actividad funciona mejor si conoce a individuos dentro de las diferentes autoridades locales que estarían dispuestos a hablar con su grupo.

  1. ¿A quién pueden recurrir? Para empezar, reúna al grupo y pida que las participantes reflexionen sobre lo siguiente: "¿A quién pueden recurrir cuando hay violencia contra las mujeres en su comunidad?" Dibuje una tabla, como la que aparece a continuación, en una hoja de papel grande que todas y todos puedan ver. En la primera columna, escriba las diferentes autoridades que el grupo identifique. Invite a la persona de referencia a añadir cualquiera que falte.
  2. una tabla con cuatro columnas etiquetadas y cinco filas.
    Autoridad
    ¿Cuál es su papel? (¿Qué hacen actualmente?)
    ¿Qué no pueden hacer o no hacen? ¿Por qué?
    ¿Qué más necesitan hacer?
    La policía
    Alcalde, ayuntamiento, consejo de líderes comunitarios
    Doctor/a u otras/os trabajadoras/es de salud
    Abogadas y abogados
    Juez u oficial de la corte
    Funcionaria/o del Ministerio de Asuntos de la Mujer



  3. Explique que el objetivo de esta investigación en grupo es averiguar lo que hace cada una de las autoridades para acabar con la violencia de género. Utilice las siguientes preguntas:
    • ¿Qué hace cada autoridad ahora para hacerle frente a la violencia contra las mujeres y las personas LGBTI?
    • ¿Qué es lo que no hacen? ¿Porque no tienen la capacidad? ¿Porque no tienen la voluntad? ¿Por qué?
    • ¿Qué otras cosas deberían de hacer para hacerle frente a este tipo de violencia?
    Forme grupos pequeños. Explique que cada grupo se va a encargar de averiguar más sobre los papeles y responsabilidades de una de las autoridades, y va a buscar la información que necesita para responder a las preguntas. Esta información se va a compartir con todo el grupo en una reunión futura.
  4. ¡Investiguen! Puede tomarles varias semanas para reunir la información que necesitan con entrevistas y otras formas de investigación. Por ejemplo, quizás entrevisten a varias personas dentro de cada institución para obtener diferentes puntos de vista. También pueden entrevistar a las mujeres que han recurrido a estas autoridades para recibir protección o buscar justicia. Los periódicos recientes y los expedientes judiciales pueden ayudar a explicar lo que las autoridades hacen y no hacen.
  5. Una vez que los grupos hayan terminado su investigación, convoque al grupo entero para que los grupos pequeños presenten sus resultados. Asegúrese de que haya suficiente tiempo para que cada grupo presente y para hacer preguntas.
  6. una mujer hablando con otras diez mujeres.
    Nuestro grupo descubrió que sí hay leyes que protegen contra la violencia doméstica. El Ministerio de Asuntos de la Mujer puede presentar una denuncia a la policía para que las mujeres maltratadas no tengan que hacerlo solas.
  7. Para terminar, invite al grupo a reflexionar sobre lo que aprendieron de este proceso y cuáles podrían ser los siguientes pasos para mejorar el sistema jurídico. El grupo podría decidir educar a más personas sobre las obligaciones que tienen las autoridades respecto a cómo responder a los casos de violencia contra las mujeres. O podrían decidir tratar de hacer más sencillo el proceso de denuncia para las personas LGBTI. Para desarrollar un plan de acción, realice la actividad Hacer un mapa de poder, justo después de esta.


Trabajar con los juzgados y la policía local

Los sistemas jurídicos logran ser más solidarios con las mujeres, cuando los jueces, abogados, autoridades tribunales y policías reconocen que las mujeres y las personas LGBTI no son tratadas justamente, y que es su deber defender y proteger los derechos de todas las personas. Involucrar a estas autoridades en las iniciativas para mejorar el sistema jurídico toma tiempo, una variedad de estrategias y muchas reuniones. Quizás sea necesario trabajar con líderes comunitarios para poder encontrar a personas más propensas a escuchar y a apoyar sus propuestas dentro del sistema jurídico. Usted también se puede dar cuenta de que algunas autoridades no van a cambiar y que usted debe de abogar por sacarlas de sus puestos.

una mujer policía reuniéndose con dos mujeres en una oficina.

Unidad de policías mujeres. Es común que las mujeres no se sientan cómodas o no estén dispuestas a denunciar que fueron violadas o maltratadas si solo hay policías hombres. En los años 80s, las organizaciones de mujeres en Brasil se organizaron para pedir que la policía conformara unidades de mujeres policías. Las primeras unidades de mujeres policías fueron creadas en 1985 y muchos países ahora usan ese modelo. Las trabajadoras sociales a menudo trabajan junto con la policía para ayudar a las mujeres a entender sus derechos, tomar decisiones y recibir atención de salud y otros servicios.

Policías capacitados en el tema de la violencia de género. Los activistas comunitarios pueden ofrecer capacitaciones sobre la violencia de género para los policías que no aplican bien las leyes contra la violencia doméstica o los ataques contra los homosexuales. Ellos a veces se niegan a admitir que la violencia ocurre y puede que también maltraten a las mujeres o amenacen a las personas homosexuales. Para cambiar las actitudes y prejuicios arraigados, los policías necesitan tener oportunidades para conocer nuevas perspectivas.

una sala de justicia donde se está llevando a cabo un juicio.

Juzgados de violencia doméstica. Las mujeres a menudo tienen miedo de denunciar a una pareja violenta porque dependen de su pareja para sobrevivir. Si encarcelan a su pareja, la mujer puede perder su hogar u otros recursos. Y si no se lo llevan a la cárcel, puede lastimarla aún más. Hay mujeres atrapadas en situaciones de violencia doméstica que denuncian el abuso pero no se pueden escapar y dejar a su pareja violenta. Esto causa que se inicien varios juicios que no acaban con el maltrato. Para responder a esta situación, varios sistemas judiciales en Estados Unidos han creado juzgados específicos para resolver los problemas de violencia doméstica.

Para resolver problemas de violencia doméstica, el juzgado ofrece servicios sociales, como alojamiento y capacitación laboral. También enseña cómo hacer un plan de emergencia y cómo escapar una situación violenta. (Vea Escapar la violencia doméstica.) Estos juzgados ayudan a mantener a salvo a las mujeres durante y después del proceso jurídico al monitorear el comportamiento de sus agresores. Este método acelera los procedimientos judiciales y permite que las sobrevivientes dejen el sistema jurídico y su relación abusiva de manera definitiva.

Justicia restaurativa. Se llama justicia restaurativa al trabajo comunitario de mediación entre las sobrevivientes de la violencia doméstica o acoso homofóbico y sus agresores, con el fin de confrontar y negociar restituciones. Crear las condiciones para este tipo de respuesta comunitaria toma tiempo y capacitación. Funciona mejor cuando hay mucho apoyo por parte de la comunidad.

una mujer hablando.
La violación es el único delito en donde la víctima se convierte en la acusada.
Freda Adler,
Criminóloga

Sistemas jurídicos independientes. Grupos de derechos de la mujer en Bolivia crearon sus propios tribunales, llamados Tribunales Éticos sobre la Violencia Sexual y Derechos de las Mujeres, en 6 ciudades del país. Los Tribunales Éticos fueron modelados en los Tribunales de Conciencia, y su enfoque es denunciar la violencia contra las mujeres, así como los obstáculos que enfrentan para tener acceso a la justicia y a la reparación de daños. Aunque los Tribunales Éticos no pueden hacer dictámenes judiciales, la condena moral pesa y ha podido cambiar la forma en que el gobierno responde a las denuncias de violencia contra las mujeres.

Las leyes de derechos humanos pueden ayudar

Las leyes internacionales de derechos humanos definen la violencia sexual que se utiliza para atacar a la población civil, como un crimen contra la humanidad. Esto significa que el daño que se le hace a un grupo es una injusticia a todas las personas. Muchos grupos se respaldan en las leyes de derechos humanos cuando exigen justicia de los tribunales y gobiernos locales. (Para más información, vea el Apéndice A: Usar las leyes internacionales para defender los derechos de las mujeres.)

Justicia para las y los sobrevivientes

Sin importar cuánto eduquemos a los policías, conformemos tribunales alternativos y diseñemos sistemas de justicia restaurativa, tenemos que movilizar el apoyo de la comunidad. Si podemos lograr que la comunidad entienda los problemas de la violencia de género y se movilice, habremos forjado una herramienta poderosa para que las sobrevivientes tengan justicia. Por ejemplo, con una base comunitaria vigorosa se podría montar una campaña contra los jueces que discriminan en contra de las mujeres y de las personas LGBTI, y así obligarlos a cambiar o a salirse de sus puestos. También se podría lograr que la comunidad presione al centro de salud a que desarrolle mejores sistemas para documentar el maltrato.

muchas mujeres y niñas bailando. El 14 de febrero de 2013, las mujeres de Hong Kong se rebelaron y bailaron con millones de personas en 207 países para exigir un alto a la violencia contra las mujeres y las niñas. Este fue organizado por el grupo Un Billón de Pie. Para más información, vea www.onebillionrising.org.

Conectarse con movimientos globales contra la violencia fortalece su labor local de movilización y ayudará a recibir más atención en los medios de comunicación. V-Day es una iniciativa mundial de activistas para acabar con la violencia contra las mujeres y las niñas, que crea conciencia, recauda fondos y ayuda a motivar a las organizaciones que luchan contra la violencia. El Día Internacional Contra la Homofobia es otra oportunidad para unirse a un evento a gran escala que atrae a los medios de comunicación. Este evento se celebra el 17 de mayo — el aniversario del día en que en 1990 la Organización Mundial de la Salud quitó la homosexualidad de su lista de enfermedades mentales — y ayuda a crear conciencia sobre los problemas que enfrentan las personas LGBTI en sus comunidades, en centros de trabajo y en las familias.

Esfuerzos para combatir el machismo y la violencia contra las mujeres en México

En México, siempre se ha vivido la violencia contra las mujeres. Pero en la década de los años 90, la violencia empezó a verse aún más. En ciudades como Juárez, en la frontera norte del país, cada día se encontraban cadáveres de mujeres, jóvenes trabajadoras, con señas de que habían sido torturadas y violadas. El asesinato de mujeres por el simple hecho de ser mujeres se conoce como feminicidio, y se ha producido trágicamente en todo México y América Latina donde predomina el machismo, la delincuencia organizada y la pobreza.

En respuesta a estas insensibles muertes, grupos comunitarios de todo el país se unieron en una movilización masiva para obligar al gobierno a investigar estos delitos. Cincuenta organizaciones conformaron un “observatorio” nacional para monitorear estos asesinatos y darles seguimiento, y apoyar a las familias en su búsqueda de justicia. Desgraciadamente, la policía y el gobierno mexicano no lograban, o no querían lograr, aplicar la fuerza de la ley para acabar con los asesinatos de mujeres: a 6 mujeres les quitan la vida cada día, casi siempre a manos de hombres que conocen.

Así que los grupos de derechos humanos nacionales buscaron apoyo de entidades internacionales para presionar al gobierno mexicano a reducir la violencia. En 2007 sus esfuerzos dieron fruto en la forma de la primera ley nacional para prevenir la violencia contra las mujeres. También ayudaron a crear Centros de Justicia para las Mujeres en varias regiones de México. Las mujeres que viven violencia reciben atención de trabajadoras sociales, médicas, psicólogas y abogadas. Estos centros ofrecen refugio para las mujeres, al igual que capacitación laboral y conexiones con servicios sociales del gobierno. También ofrecen terapia y asesoramiento para sus hijas e hijos.

Los Centros de Justicia para las Mujeres son un recurso útil, pero no reconocen ni resuelven la causa raíz del problema de la violencia contra las mujeres: el “machismo”. El machismo es la creencia de que los hombres tienen y deben tener el poder y el control sobre las mujeres. La forma del machismo en Juárez es sumamente brutal pero existe en diversas formas en otros lugares de México también.

En el estado de Oaxaca, hay un grupo de hombres que lucha contra el machismo y la violencia contra las mujeres. El grupo Diversidades muestra cómo liberarse de las masculinidades dañinas, esas que están basadas en el machismo, y cómo vivir la masculinidad de una forma saludable. En los grupos aprenden a expresarse como hombres sin recaer en el machismo que daña a las mujeres, a sus hijas e hijos y a sus familias, al igual que los daña a ellos mismos. Han aprendido que el machismo lleva a muchos hombres a buscar el alcohol en vez de expresar sus sentimientos, y por eso más hombres que mujeres mueren de cirrosis o por conducir ebrios. El machismo también limita a los hombres en su capacidad de resolver conflictos, y por eso los hombres recurren a las armas y a la violencia. También descubren que las niñas y los niños que crecen en familias con violencia tienen problemas de aprendizaje y emocionales, y que no solo sus familias sufren, sino que la comunidad entera sufre.

Diversidades, junto con varios grupos de derechos humanos, logró convencer al gobierno de Oaxaca que aprobara la Ley estatal de acceso de las mujeres a una vida libre de violencia de género. La ley estableció “centros de reeducación para agresores” donde las personas agresoras, la mayoría hombres, deben asistir a grupos de apoyo para aprender maneras nuevas y saludables de resolver conflictos. Diversidades es parte de un amplio movimiento de mujeres y hombres en América Latina que trabaja para ponerle fin a la violencia contra las mujeres.

Exponer la violencia de género puede ser difícil, especialmente en lugares donde se ha tolerado por mucho tiempo. Pero se convierte en un problema mundial cuando miles de personas salen a la calle a denunciar la violación y la violencia sexual, gracias a la televisión, el internet y los teléfonos celulares. Incluso cuando los reportajes son incompletos o parciales, ayudan a crear conciencia y oportunidades para hablar y debatir la respuesta local y nacional a la violencia de género.


Esta página se actualizó el 01 feb 2021