Hesperian Health Guides
La comunidad debe valorar a los asistentes
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Sumario
En este capítulo:
Tanto las mujeres con discapacidad como sus asistentes son personas importantes para la comunidad. Todos —sean hombres, mujeres o niños, familiares o personas que reciben un pago por el trabajo de cuidar a otra persona— se merecen el apoyo y el trato cálido y respetuoso de la comunidad entera. Pero, el trabajo de cuidar a una mujer con discapacidad —al igual que cualquier tipo de trabajo doméstico—rara vez se valora como un trabajo importante. A veces, ¡algunos asistentes sienten que ni siquiera las mujeres con discapacidad aprecian su ayuda!
Cuando los asistentes son mujeres

Generalmente son las mujeres y las niñas quienes ayudan a los parientes que se enferman o que tienen una discapacidad, sin dejar sus otros quehaceres en la casa y en la comunidad. Muchas mujeres empiezan a trabajar desde antes de que amanece y no terminan hasta la noche. Y, si cuidan a otras personas, tienen aún más trabajo.

Cuando los asistentes son niños
Es fácil olvidar que los niños —y sobre todo las niñas que cuidan a sus madres— tienen sus propias necesidades. Los niños necesitan estar con otros niños para aprender y para jugar.
En lugar de siempre depender de sus hijas, las mujeres con discapacidad deberían tener a algunos asistentes adultos. Si la mujer explica sus necesidades a sus parientes, tal vez la familia entera pueda organizarse como equipo para atenderla.
Cuando los asistentes son hombres
Cuando un hombre o un niño es el encargado de cuidar a su esposa, su hermana o su madre, tal vez necesite que la mujer a su cargo y otras mujeres de la familia le ayuden a entender por qué la vida de una mujer con discapacidad puede ser diferente a la de un hombre. Las diferencias entre el cuerpo de la mujer y el cuerpo del hombre son importantes, pero es aun más importante tomar en cuenta las diferencias en la crianza de niñas y varones, y también las diferencias en el trato de hombres y mujeres en la familia y la comunidad.
Asistentes personales que reciben un pago por su trabajo
A veces, la mujer con discapacidad puede pagarle a un asistente, cuya ayuda le sirve para tener más libertad y para ser más independiente. En algunas comunidades, el gobierno paga para que las personas con discapacidad contraten a alguien que les ayude con sus cuidados diarios, o para que sus parientes y amigos les ayuden. A veces, la mujer con discapacidad remunera a su asistente con comida y alojamiento.
El trabajo que hace un asistente personal es muy importante para la salud de la persona con discapacidad, sobre todo los cuidados diarios, tales como el aseo personal y la evacuación de la vejiga y del intestino. Pero ese tipo de trabajo generalmente se considera muy humilde y se paga muy poco. Muchos asistentes personales se quejan de que los parientes a veces los quieren controlar, les exigen que trabajen demasiadas horas o los despiden sin ninguna explicación. Y si la persona con discapacidad está aislada, es posible que no se dé cuenta de lo mal que la familia trata a su asistente.

Los asistentes remunerados, al igual que otros trabajadores, se merecen salarios justos, tiempo libre, vacaciones y licencia por enfermedad.
Las organizaciones y grupos comunitarios que capacitan a los asistentes personales y les consiguen empleos también podrían:
- ayudar a establecer normas para ese tipo de trabajo.
- educar a la gente sobre maneras de prevenir y resolver los conflictos.
- ofrecer capacitación en asistencia psicológica para satisfacer mejor las necesidades emocionales de las mujeres con discapacidad.
- enseñar cómo levantar a una persona, cómo ayudarle a hacer ejercicio y cómo prevenir infecciones.