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Capítulo 49: Un taller de niños para hacer juguetes

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En este capítulo:

Si un programa de rehabilitación pretende echar raíces firmes en la comunidad, necesita incluir a un gran número de niños del lugar. Hay muchas formas en que los niños de diferentes edades pueden participar, jugando y trabajando con los niños con discapacidad. Ya hemos descrito cómo los niños pueden ayudar en la construcción de un parque a bajo costo, usando materiales locales.

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Los niños muchas veces diseñan y hacen juguetes maravillosos. Este niño de Vietnam le pone los toques finales al camión que ha hecho. (Foto: UNICEF/Jacques Danois)

Los niños del pueblo también pueden ayudar al programa de rehabilitación haciendo juegos y juguetes especiales para bebés y niños con discapacidad.

En el proyecto PROJIMO, en México, los niños del lugar ayudan mucho de este modo—y a la vez se divierten. Este trabajo voluntario (de producir juguetes) les da a los niños que no tienen discapacidad la oportunidad de jugar y trabajar con los niños con discapacidad de una manera creativa.

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Los rompecabezas de animales, como éste hecho por niños campesinos, le ayudan a un niño a usar las manos, y a aprender cómo encajan diferentes formas. (PROJIMO)

Al principio, los niños hacían sus juguetes en el mismo taller donde los trabajadores de PROJIMO fabricaban aparatos ortopédicos y sillas de ruedas. Pero muy pronto faltó el espacio. A veces los niños se ponían a jugar (cosa muy natural), y algunas herramientas importantes se rompieron o desaparecieron. Por eso, aunque tenía ventajas dejar que los niños trabajaran junto a los talentosos artesanos con discapacidad, el equipo decidió crear un taller separado para los niños, con sus propias herramientas básicas.

En este taller, se invita a los niños a hacer juguetes educativos y útiles—’útiles’ en el sentido de que ayudan en el desarrollo y la terapia de un niño, sirviendo como estímulos o para el ejercicio, uso de los sentidos o desarrollo de habilidades.

A medida que los niños o trabajadores con discapacidad van aprendiendo a hacer mejores juguetes, pueden vender algunos para ganar dinero (para sí mismos o el programa). PROJIMO ha vendido juguetes a los visitantes extranjeros. En Jamaica, un grupo de jóvenes con discapacidad maneja una fábrica de juguetes de madera, que les rinde buenos ingresos. Los juguetes del Centro de Ayuda para la Vida de los Discapacitados en Madrás, India, se venden por todo el mundo.

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Niños de escuela haciendo juguetes. Mari, una de las trabajadoras de rehabilitación de PROJIMO, usa uno de los juguetes hechos por los niños para probar la habilidad de una niña con retraso del desarrollo.


No les está totalmente prohibido a los niños entrar al taller ortopédico. De vez en cuando, los trabajadores invitan a los niños más responsables a trabajar en el taller de adultos para ayudar a hacer muletas, aparatos ortopédicos o asientos especiales. Pero para ganarse el privilegio de trabajar con los ‘grandes’, un niño primero tiene que demostrar sus habilidades en el tallercito. Así se evitan muchos problemas. Claro que siempre habrá algunas dificultades—como con cualquier acción comunitaria de valor.

La coordinación (no nos gusta la palabra ‘supervisión’) del taller de niños es una tarea importante. La pueden compartir diferentes personas: promotores de rehabilitación, artesanos voluntarios del pueblo, o hasta algunos de los niños más grandes y responsables que tengan más experiencia. Lo más importante para un coordinador es que (a) le gusten los niños, (b) sea capaz de dirigir y mantener el orden sin ser muy mandón y (c) tenga muchísima paciencia.

También es posible invitar a los padres de un niño con discapacidad (del pueblo o de fuera) a coordinar o ayudar en el tallercito, pero depende de qué niño y adulto se trate. Algunos padres lo hacen muy bien. En el taller descubren un modo completamente nuevo de llevarse y trabajar con su hijo y otros niños. Otros padres, al contrario, siguen protegiendo y dirigiendo demasiado a su hijo (y a los demás niños del taller). Muchos niños necesitan la oportunidad de trabajar y divertirse con otros niños sin la ayuda ni la intervención de sus padres. Para estos niños puede ser mejor no tener a sus padres en el taller.



Esta página se actualizó el 05 ene 2024