Hesperian Health Guides

Grupos de apoyo para madres y padres

En este capítulo:


Cómo un grupo de padres cambió la vida de Irlandita

Rosa, una madre nicaragüense, empezó a sospechar que algo andaba mal con su hija, Irlandita. Irlandita no contestaba cuando alguien le llamaba por su nombre y sólo reaccionaba a los ruidos muy fuertes.

Como estaba preocupada por su hija, Rosa la llevó a un médico cuando tenía 16 meses de edad. El médico fue muy frío con ella y simplemente le dijo: —Su hija no oye nada. Tráigala de regreso cuando tenga 5 años y entonces veremos si hay alguna forma de ayudarle.

Rosa se fue, sintiéndose más asustada y confundida que antes de la consulta con el médico. Rumbo a su casa, se encontró a una amiga que le sugirió que hiciera una cita con una organización comunitaria llamada Los Pipitos. Esa organización había sido establecida por un grupo de padres que quería que sus hijos con discapacidades tuvieran la oportunidad de desarrollarse plenamente.

Rosa y su amiga.

Tanto el médico como los otros trabajadores de Los Pipitos hicieron el mismo diagnóstico: Irlandita era sorda. Pero además del diagnóstico, le dieron esperanzas a Rosa para el futuro. Le explicaron que si Irlandita recibía apoyo adicional de su familia, ella iba a poder desarrollarse como los niños que oyen bien. Con el apoyo de otros padres de Los Pipitos, Rosa empezó a confiar en que podía ayudar a Irlandita.

Hoy en día, Rosa es un miembro activo de Los Pipitos y se dedica a darles a otros padres la misma clase de ayuda y de amistad que ella recibió cuando la necesitaba.

Gracias al apoyo de su familia y de la atención que le dieron en Los Pipitos, Irlandita es una niña desenvuelta, cariñosa, inteligente, segura de sí misma y feliz. Ella es capaz de comunicarse con otras gentes y asiste a una escuela con los demás niños que oyen bien.

Rosa hablando.
Con la ayuda de Los Pipitos y con grandes esfuerzos en casa, hemos logrado mucho en 3 años. A otros padres yo les diría: —Yo lo logré, ¡así que ustedes también lo lograrán! ¡Inténtenlo!

Cómo formar un grupo

Si usted sabe que en su comunidad hay otros padres que tienen niños sordos, pero en su zona no hay formado un grupo de padres, tal vez a usted le toque formar uno. De los grupos de padres más unidos y más activos, varios nacieron de la idea de una sola persona. Una vez que se unen, los padres pueden trabajar juntos para solucionar problemas. De esa forma, se puede lograr más que si cada quien trabaja por su cuenta.

Una mujer hablando.
Nuestro grupo envió a alguien a hablar con la Asociación Nacional de Sordos en la ciudad. Ahora un trabajador de extensión, que es sordo, viene al pueblo regularmente.
  • Busque a por lo menos 2 padres o personas encargadas de cuidar a niños sordos que estén interesados en formar un grupo. Si no conoce a ningún padre de niños sordos, puede intentar buscar a padres de niños que tienen otras discapacidades. O es posible que un trabajador de salud le podría poner en contacto con los padres de comunidades cercanas.
  • Planee cuándo y dónde reunirse. Conviene elegir un lugar donde todos se sentirán cómodos al hablar en grupo, tal como una escuela, un centro de salud, una cooperativa o una iglesia. Explique en la primera reunión por qué se reunió el grupo y qué es lo que se espera lograr.
  • Sucede muchas veces que una misma persona del grupo dirije las primeras reuniones. Pero es importante que ninguna persona tome decisiones por sí misma en nombre del grupo entero. Todos los participantes deberán tener oportunidad de hablar. Pero no hay que dejar que la plática se aleje mucho de los temas principales de la reunión. Después de las primeras reuniones, los participantes podrán turnarse para dirigir al grupo. Eso ayudará a participar a los miembros más tímidos.

Aprender a apoyarse mutuamente

Aun cuando las personas se conocen bien, es posible que al principio no se sientan cómodas hablando de sus sentimientos, sus experiencias y los desafíos de criar a un niño que es sordo o que no oye bien. Esas conversaciones se vuelven más fáciles con el tiempo y la práctica.

Una pareja conversa.
¿Por qué hemos de contarles nuestras penas a todos los vecinos?
Omar, ¿quién mejor que nuestros amigos para ayudarnos? Por lo menos así podremos confrontar juntos los problemas.


Éstas son unas sugerencias para ayudar a los miembros de un grupo a sentirse cómodos y en confianza:

Escuche atentamente lo que dicen los demás, sin juzgarlos. Piense en cómo le gustaría que los demás lo escucharan a usted y luego trate de escucharlos a ellos de esa misma manera.

Un grupo de mujeres y hombres conversan.
Perla, no estoy segura que entiendo bien lo que dices.
¿Puedes tratar de explicarlo otra vez?

Trate de no decirles a los demás lo que deben hacer. Usted les puede ayudar a comprender cómo se sienten y puede compartir con ellos sus propias experiencias. Pero cada quien necesita decidir por su cuenta cuál es la mejor manera de cuidar a sus hijos.

El grupo sigue conversando.
Rolando se enoja mucho cuando tratamos de cambiar la rutina diaria. ¿Tienen algunas ideas que nos podrían ayudar?
Cuando Pablo tenía
esa edad, se enojaba mucho por cualquier cosita. Pero ya está mejor.
¿Cómo le ayudaron a Pablo a controlar su mal genio? Tenemos el mismo problema con nuestra hija.


Respete la vida privada de cada persona. Nunca cuente a nadie más lo que se habla en el grupo, a menos que todos los participantes le den permiso.

2 hombres hablan entre sí.
No te preocupes, Eduardo. Yo nunca contaré a nadie lo que dices aquí.
Ya lo sé. Es un gran alivio poder hablar abiertamente.