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Prepararse para actuar
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Si trabajan unidos, los padres pueden solucionar muchos problemas. Cuando los miembros del grupo están listos para actuar, podría ser útil que sigan estos pasos:
- Escojan un problema que la mayor parte del grupo considera importante. Aunque se necesiten hacer muchos cambios, es probable que su grupo logre más si trata de solucionar un solo problema a la vez. Al principio, escojan un problema que el grupo probablemente pueda solucionar pronto. Después, a medida que los miembros del grupo se acostumbren a trabajar juntos, podrán dedicarse a solucionar problemas cada vez más complicados.
- Decidan cómo quieren solucionar el problema. Hagan una lista con todas las soluciones que se les ocurran. Luego escojan la solución que mejor aprovecha los recursos y las fuerzas de su grupo.
- Hagan un plan. Los miembros del grupo tendrán que encargarse de diferentes tareas para cumplir con el plan. Traten de fijar un plazo para el cumplimiento de cada una de las tareas.
- Cuando se reúnan, hablen de cómo le va a cada quien con la tarea. Si se presentan dificultades, cambien su plan según sea necesario.
¡Un grupo puede lograr cambios aunque tenga pocos recursos!
Nosotros creemos que toda la comunidad —bien sea un barrio, un pueblo, una ciudad o un país— tiene la responsabilidad de apoyar a las familias de los niños con discapacidades. Pero a veces la comunidad no asume esta responsabilidad sino hasta que un grupo de padres decide trabajar juntos para lograrlo. La historia a continuación muestra cómo la gente, cuando colaboran entre sí y unen los recursos, ¡pueden vencer muchos obstáculos y crear algo donde antes no había nada!
La unión — y la voluntad — hace la fuerza
En una ciudad de Sudáfrica, los niños con dificultades para aprender casi nunca jugaban con otros niños ni iban a la escuela. Las mamás muchas veces no podían trabajar fuera del hogar porque las guarderías de la zona no admitían a sus hijos. Los encargados de las guarderías les decían: "Váyanse. No vengan a decirnos lo que tenemos que hacer. Aquí no tenemos condiciones para educar a sus hijos."
Entonces, un grupo de madres desempleadas —la mayoría con poca o nada de educación formal— se reunió y decidió que tenían que hacer algo para ayudar a los niños con discapacidades y a sus familias. Decidieron que 1 ó 2 de ellas cuidarían a los niños para que así las demás pudieran buscar trabajo.
las encargadas de cuidar a los niños cocinábamos una sopa.
Las madres organizaron un horario para cuidar a los niños. Una de ellas dijo que podía cocinar. Otra se encargó de dar clases. Otras madres buscaron trabajos que pudieran hacer en casa. Las madres que lograron encontrar trabajo empezaron a pagar un poquito a las mujeres que cuidaban a los niños y aportaban otro tanto a la guardería. Una de las madres que trabajaba empezó a comprar libros para los niños.
Una trabajadora social se enteró del grupo y fue a ver lo que estaba haciendo. Ella logró que el gobierno local diera dinero para pagarles a las madres que cuidaban a los niños.
Haciendo uso del único recurso a su alcance —la voluntad— ¡este grupo de madres logró establecer una guardería para sus hijos y a la vez pudieron ganarse la vida!