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Siembra de árboles
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Bajo condiciones adecuadas, sembrar árboles sirve para restaurar las tierras dañadas y obtener leña, madera, medicinas y alimento para la gente y para los animales. Si sembramos árboles podemos hacer que la tierra árida y pobre vuelva a ser fértil. Sin embargo, los árboles que se siembran en condiciones difíciles necesitan mucho cuidado para crecer bien. Sembrar árboles trae muchos beneficios, pero no siempre es algo bueno en todas partes o en todas las comunidades (vea una actividad para decidir si conviene o no sembrar árboles).
Los árboles se pueden sembrar de diversas maneras:
- Sembrar semillas o gajos (cortes de árbol) directamente en el suelo.
- Recoger y transplantar brotes silvestres.
- Hacer crecer las semillas en un vivero y luego transplantarlas al suelo.
- Injertar un gajo que se escoja en el portainjerto de otro árbol (el injerto se aplica generalmente a los árboles frutales y es un tema que no tratamos en este libro).
El método que escoja depende del tipo de árboles que se desea sembrar, y de las semillas o gajos disponibles.
Sumario
- 1 Selección de semillas o gajos
- 2 Preparación de semillas para sembrar
- 3 Preparación de gajos
- 4 Transplantar los brotes silvestres
- 5 Cultivo de árboles en viveros
- 6 Cuidado de los árboles jóvenes
Selección de semillas o gajos
Mucha gente tiene dichos como “de tal palo tal astilla” para dar a entender que el niño se parece al padre. Por ejemplo, si los padres son altos, es probable que el hijo también lo sea. Un brote, cuyo “padre” tiene un tronco recto, adecuado para madera, o que produce medicinas, probablamente tendrá esas mismas características. Por esto, es importante recolectar las semillas o gajos de árboles “padre” que sean sanos y tengan las características que uno quiere. Si no logra recolectar las semillas en el lugar donde usted reside, quizá pueda conseguirlas a través de un intermediario, o de un vivero o jardín en el pueblo vecino.
Preparación de semillas para sembrar
Algunas semillas, generalmente aquellas con cáscara blanda y que no son pastosas o jugosas, deben sembrarse lo antes posible, después de recogerlas. Otras deben almacenarse muchos meses antes de sembrarlas (vea "Cómo almacenar las semillas").
La mayor parte de las semillas necesitan agua para germinar. Si la semilla tiene una cáscara gruesa y dura, quizá sea necesario ablandarla o cortarla para que el agua pueda penetrar en ella. Algunas semillas necesitan más tratamiento que otras antes de sembrarlas.
- Si la cáscara no es muy dura (puede morderla o romperla con la uña) y tampoco es muy gruesa (no más gruesa que la tapa de éste libro), siembre la semilla directamente en el suelo húmedo.
- Si la cáscara es dura pero delgada, envuelva las semillas en un trozo de tela. Remójelas 1 minuto en agua muy caliente, que no se pueda tocar, pero que no hierva (80°C). Sáquelas del agua caliente y rápidamente remójelas en agua fresca durante toda la noche. Siémbrelas al día siguiente.
- Otra forma de tratar las cáscaras de semilla muy duras pero delgadas es remojarlas en agua fría todo 1 día y luego cubrirlas con una tela húmeda otras 24 horas.
Repita este procedimiento durante 6 días y siembre la semilla el séptimo día.
- Si la cáscara es dura y gruesa, raspe las semillas con una piedra áspera o con lija hasta que aparezca la parte interior blanda de la semilla. Tenga cuidado de no raspar demasiado profundo y dañar la semilla.
- Si la cáscara de la semilla es suave pero gruesa, corte una tira delgada de la cáscara, teniendo cuidado de no cortar la parte blanda (¡ni la mano!).
- Para algunas semillas con cáscara dura es mejor tratarlas remojándolas toda la noche en agua mezclada con estiércol de vaca, y luego dejando que se sequen al sol durante 1 día. Repita este proceso durante 3 ó 4 días. Las buenas semillas germinarán y estarán listas para ser sembradas. Las semillas que no brotan pueden descartarse.
Algunas semillas necesitan de un tratamiento más complicado, tales como calentarlas a fuego lento, congelarlas, o hacer que las coman y las eliminen los animales. Hay que experimentar para averiguar lo más conveniente; después de varios ensayos uno se vuelve experto en hacer germinar las semillas de los árboles.
Preparación de gajos
Algunos árboles crecen mejor con tan sólo poner un gajo en el suelo y echarle agua hasta que desarrollen las raíces y hojas. Los árboles que crecen de gajos generalmente producen frutos o semillas más rápido que los árboles que crecen de semillas.
Algunos gajos pueden sembrarse directamente en el suelo donde uno quiere que se desarrolle el árbol. Otros deben sembrarse en un vivero hasta que les hayan salido muchas hojas, tengan raíces y puedan sobrevivir por sí mismos.
Corte gajos en la mitad de una rama donde la madera no se doble demasiado pero que tampoco sea muy rígida. Seleccione un pedazo de 6 a 10 “nudos” (protuberancias de la rama donde crece la hoja o donde debería crecer). Suavemente quite las hojas, teniendo cuidado de no dañar los nudos. Corte la rama en ángulo no recto, para hacer que las raíces se formen adecuadamente.
Ya sea que los gajos se planten en un vivero o directamente en el suelo, asegúrese de que tengan bastante agua y de que estén protegidos de las plagas hasta que las raíces hayan crecido lo suficiente para captar agua por sí mismas.
Transplantar los brotes silvestres
Recolección de brotes en el bosque para transplantarlos |
Otra forma de crear un bosque es sacar los brotes de las semillas que están bajo tierra y volverlos a sembrar en el lugar que se escoja. Encuentre árboles sanos y escoja los brotes que estén creciendo cerca o debajo de ellos.
Extraiga cuidadosamente los brotes pequeños para no dañar la raíz principal. Si se daña esta raíz, el árbol no crecerá bien. Escarbe circularmente alrededor del retoño hasta una profundidad donde crea que se encuentra la raíz principal. Saque el retoño con las manos o con una herramienta, sin sacudir mucho la tierra unida a las raíces.
Mantenga la tierra húmeda alrededor de las raíces de los brotes del árbol hasta sembrarlos. Continúe regando hasta que las raíces se hayan desarrollado en el nuevo lugar y puedan encontrar agua por sí mismas.
Cultivo de árboles en viveros
Los viveros de árboles son una buena forma de dar un sano comienzo a los árboles antes de transplantarlos a otros lugares. Pero crear y mantener un vivero puede dar mucho trabajo. Vale la pena tener un vivero si:
- Las semillas o los cortes del árbol que se quiere sembrar son escasos.
- Las plagas pueden dañar a los árboles jóvenes si no se los protege.
- La gente tiene suficiente tiempo para cuidar del vivero.
Sembrar árboles directamente es más fácil que cultivarlos en un vivero para luego trasplantarlos. Sin embargo, muchos más brotes mueren cuando se usa el método directo que cuando se hacen desarrollar primero en el vivero.
Cuándo sembrar árboles
La época del año en que se siembre dependerá del lapso de tiempo que los árboles deben permanecer en el vivero. Si en su localidad hay una estación seca y una húmeda, siembre justo cuando comienza la estación húmeda, de modo que no tenga que regar mucho. La mayoría de los árboles requieren de 3 a 4 meses en el vivero antes de desarrollarse lo suficiente como para sembrarlos fuera.
Dónde ubicar un vivero de árboles
Un vivero debe estar ubicado en un lugar accesible y estar disponible durante el periodo en que los brotes estén creciendo y siendo trasplantados. También debe estar accesible para las personas que trabajan allí.
Cada vivero debe contar con lo siguiente:
Desarrollo de los brotes en maceteros
Cultivar brotes en recipientes facilita el transporte y la siembra. Los recipientes deben ser suficientemente anchos y profundos como para que los brotes desarrollen una bola de raíces y tierra (cepellón), pero no tan grandes que resulten pesados o absorban más agua de la que el árbol necesita.
Cuanto más tiempo sea necesario que el brote permanezca en el vivero, más grande tendrá que ser el recipiente. Un buen tamaño para la mayoría de los árboles es más o menos 15 cm de ancho en la boca por 23 cm de profundidad. Deben ser bastante sólidos para mantenerse firmes cuando se los llene con tierra, y deben tener huecos para que salga el exceso de agua.
Los recipientes que se pueden pudrir (periódicos, hojas, cartones) pueden sembrarse directamente en el suelo, junto con los brotes. Los recipientes de plástico, vidrio o madera deben sacarse antes de sembrar y se los puede volver a usar varias veces. |
Excave hoyos cuadrados 1½ veces más profundos que el recipiente. Los hoyos redondos impiden a las raíces extenderse por el suelo. |
Llene el hoyo con tierra de modo que la base del tronco quede al mismo nivel que el suelo después de rellenar el hoyo. Quizás convenga añadir unos cuantos puñados de composta o tierra negra y rica para ayudar a que el árbol comience a surgir. Después de sembrar riegue la tierra alrededor del brote hasta que quede empapada.
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Trasplante de árboles a lugares difíciles
Excave un círculo de 1 metro de diámetro, formando una terraza plana donde se sembrará el árbol.
Construya una pequeña barrera para evitar que la terraza se deslice.
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En lugares secos, haga pequeños hoyos alrededor delos árboles para captar agua. | |
En las laderas haga unos surcos de tierra, en forma de V, hacia abajo, para retener el agua de lluvia. | En laderas muy inclinadas, haga una pequeña terraza para cada árbol. |
Cuidado de los árboles jóvenes
Construya un cerco para proteger a los árboles jóvenes. |
Un árbol necesita protección durante su primer año de desarrollo. Muchos proyectos de siembra de árboles fracasan porque nadie cuida de los árboles jóvenes.
Si el clima es caliente y seco, los brotes deben regarse al comienzo una vez al día, y luego cada 2 ó 3 días. Después de algunas semanas lo más probable es que las raíces del árbol encuentren el agua que necesitan. Sin embargo, si el clima sigue caliente y seco, riegue cuando sea necesario.
Corte las yerbas malas hasta que la planta crezca por encima de ella. Si existe el riesgo de que los animales o los niños los maltraten, construya cercas alrededor de los árboles.
Si un árbol no está creciendo bien, o si las hojas están amarillas, o no se ven bien, es posible que se necesite rociar un fertilizante natural en un círculo de la extensión de las ramas del árbol.