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Niños de aprendizaje lento
WikiSalud > El niño campesino deshabilitado > Capítulo 47: Ideas para ayudar a maestros y niños a comprender a los niños con discapacidad > Niños de aprendizaje lento
En muchas comunidades, un niño mentalmente retrasado puede tener una vida difícil. Los demás niños se pueden reír de él por no ser tan listo como ellos, o por no entender o recordar las cosas tan fácilmente. Quizás no comprendan que este niño, al igual que ellos, necesita tener amigos, divertirse y gozar del respeto de los demás.
Esta actividad ayudará a los niños a apreciar más las necesidades y capacidades del niño retrasado. Explorarán posibles maneras de ayudar a ese niño a sentirse como parte del grupo, y a aprender cosas nuevas de la manera que pueda.
Sumario
Hable con los niños
Quizás quiera usted empezar la actividad haciéndoles a los niños preguntas como las siguientes:
- ¿Conocen a algún niño que no entienda o recuerde las cosas tan bien como los otros niños de su edad?
- ¿Juega ese niño mucho con los otros niños?
- ¿Cómo lo tratan los demás?
- ¿Cómo creen que se sentirían si tuvieran un problema parecido?
Juegos y actividades
Empiece con juegos y actividades que ayuden a los niños a comprender cómo se sentiría tener dificultades en entender, y además ser injustamente culpado por esas dificultades. Después los niños podrán buscar modos más sencillos, amables y efectivos de ayudar a una persona en su aprendizaje.
UN BUEN JUEGO CON EL CUAL EMPEZAR: ATLAR
(‘Atlar’ es una palabra sin sentido, pero supongamos que quiere decir ‘ponerse de pie’.)
1. Pídale a alguno de los niños que se ‘atle’. | 2. Pídaselo más fuerte. Enójese. | 3. Pídales lo mismo a otros niños. |
te atles! |
A ver ustedes tres-¡Átlense! |
4. Ahora ayúdeles a los niños, mostrándoles o explicándoles de un modo más amable lo que usted quiere decir. |
Ahora átlate. Sí, así. ¡Muy bien! |
Después de la actividad, conversen...
- ¿Qué sentiste cuando no podías entender al maestro?
- ¿Tuvo razón el maestro en enojarse? ¿Ayudó eso en algo?
- ¿Hizo, finalmente, el maestro algo mejor? ¿Cómo?
- ¿En qué crees que se podrían parecer tus dificultades en entender ‘atlar’ con las dificultades de un niño en entender las cosas?
Sociodramas
Para explorar las dificultades de un niño que no entiende bien y las formas de ayudarle, se pueden usar los sociodramas. Por ejemplo:
Pídales a 5 niños que monten una representación.
Pueden hacer como que están limpiando una casa. Pero antes de empezar, pídale a uno de los niños que se salga del cuarto. Dígales a los otros 4 que, después de limpiar un rato, se dirijan al quinto niño y le pidan que “Bla bla bla bla”. Explíqueles que eso quiere decir: “Ve a traer agua”. Pero el niño que está afuera no lo sabrá.
Pídales a los 4 niños que repitan (“Bla bla bla bla”) varias veces, pero que después añadan otras formas de ayudarle al quinto niño a entender.
Después de que vayan a traer al quinto niño, pueden empezar la actuación.
Divida la clase en grupos de 5 (o más) niños y repitan el juego. Inventen diferentes situaciones y significados para “Bla, bla, bla, bla”.
Después, hable con la clase entera:
- ¿Cómo se sintió el niño que no entendía?
- ¿Cómo se sintieron los demás?
- ¿Qué hicieron los demás para ayudarle al niño a entender?
- ¿Qué otra cosa podrían haber hecho?
Actividad de seguimiento—Escriban o cuenten un cuento
El cuento podría empezar con un niño que se levanta un día y no entiende nada de lo que le dicen los demás.
Luego cada niño del salón escribe o cuenta a su manera, el resto del cuento. Anímelos a hacer dibujos para su cuento.
Pídales que incluyan ideas de cómo ayudar al niño a entender mejor.
Esta actividad se podría hacer en la clase de español o de escritura. Después de escribir los cuentos, los niños se los pueden leer a niños más chicos de otras clases.
Memoria
Es importante que los niños también reconozcan la importancia de recordar las cosas y que se den cuenta de las dificultades de un niño que tiene problemas con la memoria. Entonces podrán buscar distintas maneras de ayudar a ese niño a recordar las cosas más fácilmente.
JUEGO DE MEMORIA #1
Pídales a los niños que hagan muchas cosas, una tras otra. Diga muy rápidamente toda la lista de lo que quiere que hagan. No espere a que los niños hagan una cosa antes de decir la siguiente.
Si los niños no pueden recordar todo lo que les pide, repita la lista en voz más alta pero igual de rápido.
Ahora hágalo de otro modo. Hable lentamente y espere a que hagan una cosa antes de decir la siguiente.
JUEGO DE MEMORIA #2
Sobre una mesa, ponga 14 cosas diferentes donde las puedan ver los niños. Deje que las miren mientras usted cuenta hasta 30. Luego, tape las cosas con un trapo y quite 7 de ellas. Quite el trapo y pídales a los niños que apunten las cosas que faltan.
Repita el juego usando sólo 6 objetos y quitando 3.
¿Cuál es más fácil?
Después de los juegos de memoria:
- Pregúnteles a los niños por qué fue más fácil el segundo modo de jugar.
- Explíqueles que es fácil que los niños con problemas para entender se confundan cuando se les dan muchas instrucciones de una sola vez. Hasta puede ser difícil para ellos seguir 2 instrucciones a la vez. Pídales a los niños sus sugerencias.
- Si los niños conocen a un niño que no recuerda bien las cosas, le pueden ayudar a mejorar su memoria con estos mismos juegos. Conviene que empiecen con sólo 2 ó 3 cosas o palabras. A medida que vaya mejorando la memoria del niño, pueden añadir más. Cada vez que el niño recuerde bien las cosas, hay que felicitarlo o darle un premio.
CUENTO Y DISCUSION: “SE ME OLVIDO”
Empiece a contar el cuento de un niño que no recuerda bien las cosas. Un día su mamá lo manda a la tienda a comprar frijol. El niño regresa, pero no trae nada. | ¿Y el frijol? | |
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Otro día, el niño va a traer frijol y regresa con una piña. ¿Por qué? ¿Cómo podríamos ayudarle? Hay distintas posibilidades:
- Otro niño podría ir con él—no a comprar las cosas, sino para ayudarle a acordarse o para darle ‘pistas’.
- Podría llevar un dibujo que le recuerde lo que necesita—o palitos para acordarse de la cantidad.
- Otro niño podría practicar con él en su casa. Podrían jugar juegos de memoria, empezando con una sola cosa.
- Felicite o premie al niño cada vez que recuerde algo bien. No lo felicite y nunca lo castigue si se olvida de algo. Recuerde que él tiene problemas de memoria. No es su culpa.
PRACTICA SIMULADA—LAS COMPRAS
Los niños pueden hacer una representación de algo así:
Una señora manda a su hijo a la tienda. Le encarga muchas cosas. El niño le da 3 vueltas al salón y se encuentra con muchos niños que le hacen preguntas como: “¿Qué horas son?” “¿A dónde vas?” “¿Por dónde queda el mercado?””
¿Qué tanto recuerda el niño cuando llega a la tienda?
Converse con su grupo sobre lo que pasó. ¿Cómo hubiera sido más fácil para el niño acordarse de lo que tenía que comprar? (Supongamos que el niño no sabe leer.)
DEL APRENDIZAJE A LA PRACTICA
¿Conocen los niños del grupo a algún niño en el pueblo que tenga problemas para entender o recordar las cosas?
¿Hay algo que puedan hacer para que ese niño...
- sienta que tiene amigos que lo respetan y con quienes puede jugar?
- recuerde mejor las cosas?
- aprenda a hacer más por sí mismo?
- vaya a la escuela y reciba la ayuda adicional que necesita?
- se divierta más y se adapte mejor a la comunidad?
Si en el pueblo hay algunos niños (o adultos) que se burlan del niño con discapacidad o que lo tratan mal, ¿hay algo que los niños de la escuela puedan hacer? ¿Qué? ¿Cuáles precauciones deben tomar? El relato que sigue puede darles ideas a los niños de cómo ayudar a un niño mentalmente lento. Para otras ideas, vea los Capítulos 32 a 41.
ZAKI Y NASIR
Un relato de Paquistán
Esta es la historia de 2 hermanos, Zaki y Nasir. Zaki tenía 9 años y Nasir 7. Su padre era tendero en la ciudad de Peshauar y su madre era maestra. Tenían un hermano y una hermana que estudiaban y vivían en otro lugar. Zaki iba bien en la escuela, pero Nasir ni siquiera había empezado a ir. Nasir era diferente a los demás niños. Tenía una discapacidad mental, pues su cerebro no funcionaba bien. Nasir sólo podía decir unas cuantas palabras. No podía vestirse solo y a la hora de comer hacía un tiradero.
Zaki estaba avergonzado de tener un hermano así. Los niños del barrio se burlaban de Nasir. Le ponían apodos crueles y lo maltrataban. Nasir se enojaba mucho y trataba de pegarles, pero se iba de boca al suelo. Algunos de los adultos sólo movían la cabeza cuando veían a Nasir y decían que tenía un espíritu maligno por dentro.
Para Zaki lo peor era tener que cuidar a Nasir cuando estaban los dos solos en casa. Como no lo podía dejar solo, no podía salir a jugar con sus compañeros de la escuela. Y estar vigilando a Nasir no tenía nada de divertido. Nasir no hablaba, ni sabía ningún juego.
Zaki le tenía lástima, y a veces hasta odiaba a Nasir por las veces que tenía que cuidarlo. ¡No era justo! El nunca había hecho nada malo. ¿Por qué le había tocado un hermano así que no lo dejaba salir a jugar con sus amigos?
Un día llegó un señor de visita a la casa, buscando al papá de Zaki. Era su primo, el Dr. Daud. Zaki y Nasir eran los únicos que estaban allí. El Dr. Daud notó que Zaki había estado llorando. – ¿Qué te pasó? –le preguntó. Zaki le platicó sobre su hermano y le explicó como su vida entera se estaba echando a perder por tener que cuidarlo.
El Dr. Daud escuchó con cuidado. Luego dijo, –De que tienes un problema, no hay duda. Pero dime, ¿qué has hecho para resolverlo? –¿Y yo qué puedo hacer? –lloriqueó Zaki–. Nasir está igual que hace 2 años; y en otros 2 años será el doble de tonto. El Dr. Daud estaba pensativo. –Bueno, a lo mejor sí, –dijo–. Pero eso depende de qué tan listo seas tú.
––¿Qué quiere decir? –preguntó Zaki–. Yo me saco buenas calificaciones y Nasir ni siquiera va a la escuela–. –Bueno, – dijo el Dr. Daud– si eres tan listo, seguro que podrías ayudar a Nasir a progresar. Entonces los dos estarían más felices y tú tendrías más tiempo para jugar. –¿Pero cómo? –preguntó Zaki. –Primero, voy a hablar con tu mamá y tu papá,–dijo el doctor.
Esa tarde, el Dr. Daud regresó a la casa de Zaki y Nasir y conversó con sus padres un buen rato. –No les puedo dar ninguna medicina para Nasir, –dijo– porque no existe medicina alguna que cure la discapacidad mental. Una operación tampoco serviría de nada. Pero el remedio lo tienen aquí en casa. Si tienen tiempo y paciencia, podrían enseñarle a Nasir a hacer mucho más de lo que hace ahora. El papá de Zaki dijo,–¡Ese es el problema! No tenemos tiempo para estar en casa. No me puedo llevar a Nasir a la tienda. Agarra todo lo que ve. Y su mamá está todo el día en la escuela y además en la tarde da clases privadas. No podemos dejar de trabajar porque necesitamos comer y pagar la renta.
––Pero Zaki sí tiene tiempo, –dijo el Dr. Daud–. El podría enseñarle mucho a Nasir. Vamos probando un mes. Yo les ayudo a empezar.
De esta manera Zaki se convirtió en maestro de Nasir. Pero también él aprendió muchas cosas. Empezó por enseñarle a Nasir a vestirse. Claro que Zaki sabía cómo ponerse una camisa. ¡Uno la agarra y se la pone! Pero, al tratar de enseñarle a Nasir, se dio cuenta que no era tan fácil. Primero, había que encontrar el frente de la camisa. Luego había que encontrar el hoyo más grande y meter por allí la cabeza. Después meter el brazo derecho en la manga derecha y el otro brazo en la otra manga. Y al fin, había que jalarla para que quedara bien puesta.
Enseñarle a comer a Nasir tampoco fue tan fácil. Uno piensa que es obvio cómo comer. Pero Nasir tuvo que descubrir paso a paso cómo agarrar un pedazo de pan, ponerle mantequilla, metérselo en la boca y acordarse de que había que masticarlo y tragárselo. Nasir tuvo que repetir cada paso muchas veces y necesitó todo el ánimo y los premios de Zaki para poder aprender. Zaki empezó a entender lo que había dicho el doctor Daud. Había que ser muy listo para descubrir cómo enseñarle cada cosa a Nasir. Pero cuando Nasir avanzaba, aunque fuera un poquito, los dos se ponían tan felices que valía la pena.
Meses más tarde el Dr. Daud iba pasando por la casa de Zaki. Al verlo, Zaki salió corriendo. –¡Pase por favor doctor, pero rápido! –le dijo. El doctor entró corriendo, creyendo que encontraría a alguien al borde de la muerte. Pero sólo se encontró a Nasir, sonriendo en su silla. –¿Qué quieren? ¿Qué pasa? –preguntó el doctor. Zaki no sabía por dónde empezar. –¡Nasir acaba de decir una frase completa! –le explicó Zaki al doctor–. Nunca había dicho más de 2 palabras juntas. Acaba de decir ‘Nasir quiere comer duIces’. Hace mucho que estoy tratando de ayudarle a hablar. Y lo logró. ¡De veras que lo logró!
El Dr. Daud sonrió. –A mí se me hace que ahora quieres más a tu hermano que antes.