Al nacer un bebé con parálisis cerebral se ve flácido o aguado — pero también puede parecer normal.
NORMAL
FLACIDO
El niño cuelga en ’U’ y no se mueve, o se mueve muy poco.
El bebé puede o no respirar inmediatamente al nacer, y se puede poner azul y aguado. Una demora en la respiración es una causa común del daño cerebral.
Desarrollo lento. Comparado con los otros niños del pueblo, el niño se tarda mucho en levantar la cabeza, sentarse o moverse.
Quizás no use las manos. O puede empezar a usar una mano, pero no la otra.
Problemas para comer. El bebé no puede mamar, tragar, ni masticar bien. A menudo se ahoga y se atraganta. Estos problemas no desaparecen a medida que el niño va creciendo.
Dificultades para cuidar al bebé. Al bebé se le puede entiesar el cuerpo cuando lo cargan, lo visten o lo bañan, o cuando juegan con él. Después quizás no aprenda a comer o a vestirse solo, a bañarse, a usar el excusado (poceta, letrina) o a jugar con otros niños. Esto puede deberse a la rigidez repentina de su cuerpo o a que está muy aguado.
El bebé puede estar tan flácido que puede parecer que se le va a caer la cabeza. O quizás de repente se entiese tanto que nadie se sienta capaz de cargarlo o abrazarlo.
Puede ser que el bebé llore mucho y parezca estar muy molesto o irritable. O puede estar muy callado (pasivo) y casi nunca llorar o sonreír.
Problemas de comunicación. Tal vez el bebé no responda o reaccione como los otros bebés. Esto se puede deber en parte a que tiene el cuerpo muy aguado o muy rígido, o a que no puede controlar los músculos de los brazos y de la cara. Además, el bebé puede tardarse en empezar a hablar. Más tarde, algunos niños no pueden hablar claro o tienen otros problemas con el lenguaje.
Aunque a los padres les cuesta trabajo saber exactamente lo que el niño quiere, poco a poco van encontrando maneras de entender qué es lo que necesita. Al principio, el niño llora mucho para mostrar lo que quiere. Después puede que apunte con el brazo, el pie o los ojos.
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Inteligencia. Algunos niños pueden parecer lentos porque están aguados y se mueven muy despacio. Otros se mueven tanto y tan torpemente que pueden parecer tontos. Tuercen la cara o babean porque tienen débiles los músculos de la cara, o dificultades para tragar. Todo esto puede hacer que un niño inteligente parezca estar mentalmente retrasado.
Más o menos la mitad de los niños con parálisis cerebral tienen retraso mental. Pero no decida demasiado pronto si un niño está retrasado. Muchos niños entienden más de lo que aparentan. Ayude al niño para que pueda mostrar cómo es realmente.
¿Cuántos son 7 menos 4?
¡Sí! 3!
Con ayuda y capacitación, algunos niños que parecían ser retrasados resultan ser muy inteligentes.
A veces, la vista y el oído están afectados. Si no se descubre este problema, la familia puede pensar que el niño no es inteligente. Observe al niño cuidadosamente y fíjese qué tan bien puede ver y oír.
Aunque el niño responda a los ruidos fuertes, quizás no oiga lo suficiente como para entender las palabras.
Los ataques (epilepsia, convulsiones) ocurren en algunos niños con parálisis cerebral.
Inquietud. Pueden presentarse cambios de humor repentinos de risa a llanto, temores, ataques de ira y otros problemas de conducta. Estos se pueden deber en parte a la frustración que siente el niño al no poder hacer con su cuerpo lo que quiere. Mucho ruido o actividad pueden asustar o enfadar al niño. El daño cerebral también puede afectar la conducta. Estos niños necesitan mucha ayuda y paciencia para vencer sus temores y cambiar su conducta extraña.
El niño no pierde la capacidad de sentir calor, frío o dolor, ni el sentido de la posición del cuerpo. Pero puede tener problemas para controlar sus movimientos y para balancearse. Debido al daño cerebral le puede ser difícil aprender estas cosas. Para ayudarle, hay que ser paciente y repetir mucho las cosas.
Reflejos anormales Los bebés tienen ciertos ‘reflejos tempranos’ o movimientos automáticos del cuerpo que normalmente desaparecen en las primeras semanas o meses de vida. En niños con parálisis cerebral, estos reflejos pueden durar más tiempo. Pero sólo son importantes si afectan la forma en que se mueve el niño. Por lo general, el niño tiene exagerados los reflejos de la rodilla (la pierna salta más de lo normal) y de los demás tendones. Si no está seguro si el niño tiene parálisis cerebral o polio, la prueba de los reflejos le puede ayudar a decidir.