La comunicación oral (comunicación usando la boca) combina lo más posible el uso de lo que el niño puede oír con la lectura de labios y el aprendizaje del habla. En muchos países, las escuelas para niños sordos sólo enseñan comunicación oral. Desafortunadamente, la comunicación oral sólo les sirve bien a los niños que pueden distinguir entre muchas palabras, o a los niños que se volvieron sordos cuando ya sabían hablar.
Comunicación total
La comunicación total es un método que anima al niño a usar todos los medios de comunicación que le sirvan en su comunidad. Estos pueden incluir:
gestos del propio niño
lenguaje de señas
dibujo, lectura y escritura
deletreo con los dedos
lo que el niño pueda oír para que aprenda a leer labios y a hablar
¡IMPORTANTE! Cuando le enseñamos a un niño a comunicarse en forma ‘total’ no necesariamente usamos todos los medios mencionados. Lo que hacemos es probar todos los medios que quizás le sirvan a un niño. Luego trabajamos con los medios que le ayudarán al niño a comunicarse con su familia y su comunidad de la manera más fácil, rápida y completa que sea posible. El método de comunicación total es amistoso, flexible y se puede adaptar a las necesidades individuales locales.
¡ADVERTENCIA!
Cuídese de los programas que sólo enseñan comunicación oral
En muchos países, las escuelas para sordos todavía tratan de hacer que los niños sólo aprendan a comunicarse ‘oralmente’ (leyendo labios y hablando). A menudo, los resultados sólo causan desilusiones, o hasta daño, sobre todo a los niños que nacieron sordos. La lectura de labios siempre causa muchos problemas. Una persona que es hábil para leer labios sólo puede entender como el 40 ó 50 por ciento de las palabras y tiene que adivinar el resto. (Por ejemplo, los labios se ven iguales al decir “mamá” o “papá”.) Aun si el niño aprende a leer labios y a hablar un poco, a menudo no habla claro y lo que dice suena raro. Como resultado, cuando se vuelve mayor, muchas veces prefiere no hablar.
El mayor problema en sólo enseñar comunicación oral es que hace más lento el desarrollo del lenguaje justo a la edad en la cual los niños lo aprenden más rápidamente (de 1 a 7 años de edad). Generalmente un niño sordo sólo puede decir y entender 5 ó 10 palabras leyendo labios para cuando tiene 5 ó 6 años. A esa edad, el mismo niño podría ya haber aprendido más de 2.000 señas—el mismo número de palabras que puede decir un niño que oye.
Los estudios han mostrado que los niños sordos que aprenden a usar gestos y señas pueden comunicarse más pronto, más fácilmente y más completamente que los niños que sólo aprenden a comunicarse oralmente. Es más, el niño que aprende el lenguaje de señas y las otras formas de comunicación primero, aprende a hablar y a leer labios más fácilmente.
Por todas estas razones, cada día más y más expertos y organizaciones de personas sordas recomiendan que a la mayoría de los niños sordos se les enseñe una combinación de métodos de comunicación, incluyendo algún tipo de lenguaje de señas.
La ‘comunicación total’ no es algo nuevo. En los pueblos de muchos países, las personas sordas y las que oyen han encontrado formas imaginativas y efectivas de comunicarse entre sí. Inventan sistemas de señas, objetos, gestos, dibujos y ciertos sonidos o palabras. Como resultado, las personas sordas muchas veces se las arreglan bastante bien en la comunidad. Pueden ‘decir’ y entender muchas cosas.
Sabemos de familias de pueblos como éstos que han llevado a sus niños con ‘terapeutas del lenguaje’ (fonoaudiólogos) en las ciudades. Muchas veces, los padres y los niños ya habían empezado a comunicarse usando las señas locales e inventando las suyas propias. Los niños estaban felices y aprendiendo a expresarse bien. Pero los terapeutas les dijeron a los padres que estaban equivocados: que no deberían dejar que los niños usaran señas, pues si se acostumbraban a ellas nunca aprenderían a hablar. Dijeron que deberían poner a los niños en ‘programas de educación especial’ para que aprendieran a comunicarse ‘oralmente’. Pero como los únicos programas de ese tipo estén en las ciudades (y a menudo hay que esperar 3 años para entrar) los padres se llevaron a sus niños de regreso a su pueblo. Por seguir las órdenes del terapeuta, trataron de ya no usar señas y castigaban a los niños cada vez que ellos las usaban. Como resultado, los padres y los niños acabaron enojados y sintiéndose frustrados, culpables y heridos. El aprendizaje y el desarrollo social de los niños se atrasaron. Los niños tuvieron una menor oportunidad de aprender a hablar que cuando usaban felizmente el sistema del pueblo con todos los demás.
Por fortuna, la mayoría de estas familias se dieron cuenta a tiempo de que simplemente no podían arreglárselas sin usar señas, y poco a poco volvieron a aceptar la ‘comunicación total’.
En los países ricos, más y más educadores y fonoaudiólogos han empezado a favorecer la comunicación total. En parte han comenzado a usar este método porque las personas sordas se han organizado y lo han demandado. Las personas con discapacidad de los países pobres, incluyendo las personas sordas y sus familias, también necesitan organizarse. Deben convencer a los profesionales para que las escuchen y respondan a sus necesidades de maneras más prácticas.